9: chat grupal

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—disculpe señor, pero creo que no estamos hablando de la misma persona-digo haciendo una pequeña mueca
—pues yo creo que sí, Lester el futbolista de 12°grado, ese niño es una persona impecable
—jajajajajajaja— me rió en su cara— ups, disculpe señor director, es que me pareció muy chistoso lo que dijo, ya me hizo el día la verdad
—déjese de faltas de respeto— me dice serio y con el seño fruncido. —Ahora diga que fue lo que pasó, porque según otros alumnos usted estuvo en la pelea desde que empezó
—todo fue muy rápido, pero lo que si le puedo decir con seguridad es que los que empezaron fueron los futbolistas
—claro, eso lo dices por tu novio pelotero— hablá un profesor
—yo no tengo ningún novio pelotero, están equivocados. Estoy diciendo la verdad, los de fútbol fueron los que empezaron y la bronca frente al comedor también la empezaron ellos
—¿por qué fué que empezó el problema frente a las gradas?— pregunta otro profesor
—porque un grupo de chavos futbolistas se estaban quejando de la decisión que tomó el director de cambiar a los beisbolistas de cuarto, pero mientras se quejaban también los estaban ofendiendo y eso molestó a Lázaro, incluso lo estaban ofendiendo a usted también, señor director
—seguro lo que dijeron no fué nada grave, seguro ese tal Lázaro fué el que se alborotó por gusto. Así que como todos ellos están castigados, usted también— dice el director sonriendo levemente de medio lado
—¡es enserio, es injusto!— exclamo parándome de la silla
—sientese, y espero que tú y tus amigos tengan la conciencia bien pesada por lo que provocaron. Hay un chico de fútbol grave por un batazo en la cabeza, tienen que mandar para la capital a otro para que le reconstruyan el rostro y hay uno vomitando sangre— expresa el director con disgusto
—además a muchos les faltan algunos dientes y otros tienen huesos partidos— termina de decir el subdirector
—Guau— digo mirando al vacío sin poder creerlo
—así que por favor, vaya para su habitación, no joda y solo baje para comer y dar sus clases— me hablá el director, poniendo fin a ésta egsausta conversación.

¡POR DIOS SANTÍSIMO!

La cosa es peor de lo que pensé, hay un chavo grave y a otro hay que reconstruirle el rostro, tengo que repetirlo muchas veces en mi cabeza porque no lo creo. Espera y también dijeron que otro está vomitando sangre....DENNIS.

••••••••

—oye, hasta que al fin llegas— habla Berenice acercándose a mí
—si, es que tuve que hacer otra cosa— le digo pasando por su lado sin mirarla.
—¿Sabes dónde está mi teléfono?— le pregunto
—si no sabes tú, quién más va a saber, tú siempre andas con el de arriba para abajo, primero se te queda un brazo antes que tu celular
—ay dios mío Berenice, se me perdió en la bronca entonces— digo poniendo cara de llanto
—lo mas seguro— me dice con cara de pena

En eso se nos acerca Jenna

—deberías pagarme por cuidar tus cosas— dice Jenna acercándome mi celular
—¡muchísimas gracias, Jenn!, te debo una— le digo sonriendo

Nada mas tuve el teléfono en mis manos le marqué a Dennis, pero estaba apagado o fuera del área de cobertura. ¿Alguien le habrá apagado el teléfono en el hospital, o se lo robaron en la fajasón?. Ahora no voy a poder estar tranquila hasta que sepa quién es el que está vomitando sangre.

Pues gracias a esa duda no pude dormir en toda la noche, ya que no pude comunicarme ni con él, ni con Lázaro, estoy muy asustada por la salud de ellos y la de los demás, por supuesto.

Al que si me encontré a la mañana siguiente fué a Allen y a unos de sus amigos.

—Allen, ven acá— lo llamo para que se acerque a mí, ya que está un poco lejos
—dime
—¿cómo está la gente que mandaron para el hospital?
—¿te refieres a tú gente o a la mía?— me pregunta él
—me refiero a todos— le respondo
—hay un chamaco de fútbol luchando prácticamente por su vida en terapia intensiva, otro ahí de pelota que está vomitando sangre o algo de eso, otro también de pelota que tienen que llevarlo para la capital a hacerle una cirugía en la cara, ah, y un futbolista es posible que no pueda volver a jugar mas nunca. Los demás tienen algunos huesos y dientes rotos
—cada ves que me dicen eso me herizo— digo tacándome los pelos de los brazos—y ¿no sabes quién es el pelotero que está vomitando sangre?
—dicen que un blanquito de 11no, que tiene un piercing y una argolla

Nunca Me VisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora