× 7 • La Casa.

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× Sonic ×

Cuando intenté caminar más hacia en medio del río. La cosa se ponía complicada.

Había corriente y también estaba más hondo. Y al otro lado del río deparaba nuestro camino.

Estaba la corriente de agua, además de que en la mochila tenía las cosas importantes y el libro. Si lo mojaba habría problema.

—Amy, ¿No sabes nadar o sí?

Negó con la cabeza.
Yo traté entonces de pensar en algo.

Creo que sé que hacer.

—Amy, espérame aquí. Y no te adentres más al río, está hondo y hay mucha corriente. Se me ocurre pasar yo primero con la mochila, sin tratar de mojar nuestras cosas.

Amy pareció que no me entendió. Nadé hasta ella y pasé por su lado para mostrar mi plan.

Salí del agua, me sacudí un poco y tomé las cosas. Volviendo a adentrarme en el río.

Con la mano derecha la alzé hasta arriba.

—¿...Cómo cruzaré yo entonces? —preguntó Amy cuando me detuve a su lado.

—Espera, voy a tratar de llevar esto al otro lado. Y después, regresaré por tí.

Asintió entonces y yo continúe.
Empezé caminando, hasta que ya sentía que no tocaba del fondo. Empezé a mover las piernas y colocar mi cuerpo en horizontal.

Estiré la mano con las cosas para evitar que se mojaran.
Lo difícil vino cuando la corriente me empujó hacia atrás, pero nadé y nadé. Hasta que sentí que ya me empujaba hacia atrás.

Toqué el suelo luego de nadar unos segundos.

Llegué al otro lado y dejé las cosas.
Miré hacia atrás. Ella aguardaba de brazos cruzados, ya desde la otra orilla.

—¡Ya voy por tí, Amy! —grité.

Busqué rápidamente si había una liana que fuera de gran tamaño para soportar el peso de ambos.

En lo alto de un árbol. Una colgaba. Acerqué dos rocas para dar un brinco y alcanzarla.

Lo hize rápido y en el primer salto logré atraerla.

Enseguida, la liana cayó al suelo. La enredé en el tronco del árbol y le di un nudo. Dí unos tirones para confirmar que aguantara. Solo sería para un pequeño tramo.

Volví al agua con la otra punta de la soga.

—¡Amy, acércate al agua de nuevo!

Ella volvió a meterse al agua, tambaleándose por las rocas que había.

Avanzé entonces y fui por ella.
Y nadando, sin soltar la liana. Llegué hasta donde era el límite.

A medio río.

Amy se quedó quieta cuando ya vió que estaba más profundo.

—¡Ven a mí, Amy, yo te atrapó!

Con el agua hasta sus hombros ella dudó. Yo tenía mi mano tendida, a unos dos metros de ella.

Se arrojó entonces y alcanzé a tomarla con lo mi mano.

Me hundí al sentir la inestabilidad de nuestros pesos. La tomé de la cintura, no la podía ver pero sentía su cuerpo. Amy me rodeó con sus manos del cuello y nadé hacia afuera.

Tosió al salir.

—Tranquila —le dije.

Nadé con ella y con ayuda de la liana, me sostuve de ella soltando y sosteniendo para ir avanzando.

Prohibido Hablar De Eso [Sonamy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora