× 15 • Amy y el Chao.

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× Sonic ×

Amy estaba alarmada toda la noche, de hecho. No pudo dormir, mientras que el pobre Chao aguardaba dentro de una caja de madera temblando de miedo cada vez que Amy se acercaba, pues daba unos gritos como si del mismo diablo estuviera en la caja.

Decidí encerrarlo porque sabía que tenían que hacer algo al respecto, si es que no quería que siguiera cada vez más escaso los recursos.

La mañana parecía perfecta, pero Amy bramó un montón de veces que era un día arruinado gracias a la criatura, al parecer era la primera vez que veía uno.

—¡Nos hará pedazos la casa, así como lo hizo el jardín!

—Amy.

—¡Todos los monstruos que había en Zone Cop están escapando!

—¡Amy!

—¡Ya no vamos a vivir felices para siempre!

—¡Amy, escúchame!

—¡Mi vida es tan desgraciada e infeliz, voy a morir jóven, apenas tengo dieciocho añitos, yo sé que me sentía vieja pero ahora pienso que soy demasiado jóven para morir!

—¡Amy, ya! —posé mis manos en sus hombros— ¡Tranquilízate! Ese bicho no te llega ni a las rodillas y tú le temes. No te has detenido a verlo en toda la noche y el día, mira como tiembla de miedo de todo lo que dices.

Giré de sus hombros de modo que ella dejara de darle la espalda y observar por una vez lo que decía.

Ella había gritado (y llorado) toda la noche por ver el Chao. Se quedó al fin callada, lo vió frente a ella, en el rincón de la caja, llorando de miedo.

Había escuchado que un Chao es capaz de entender con tan solo escuchar el tono de voz de alguien. Y aquí, lo tenía, sabía que Amy no lo quería y le estaba deseando lo peor.

—Mira bien, Amy. Este animalito no supone ninguna amenaza para los dos...solo para las lechugas.

Ella me observó por encima de su hombro, se sorbió la nariz y caminó unos pasos más hasta quedar más cerca.

—Está...temblando mucho —dijo Amy.

—Le generaste miedo, el chao se siente intimidado ante tí —dije.

Cuando creí que Amy sentiría al final algo de compasión por el animalito, se fue acercando, quería acariciarlo, pero el Chao gritó y Amy acompañó su grito.

Tarde.

Llovió mucho, después de tiempo que no pasaba. Hacia mucho frio en la casita, cerramos muy bien las ventanas, pese a que algunas que ya estaban rotas de sus bisagras, bastó con un palo como estaca para que no se cayeran al suelo.

Las ramas sacudían golpeando las tejas con fuerza. Era una tempestad después de todo, no teníamos miedo, porque las ventanas y puertas era lo de menos, igualmente; lo que nos refugia siempre sería el tejado.

El Chao aguardaba tranquilamente, posado sobre una caja con una manta en su interior, y en nuestro cuarto, y por su parte; Amy dejó de temerle, (o al menos por un rato) aunque en momentos que trataba de acercarse, sus nervios de disiparon, y volvía a ponerse detrás de mi como su escudo.

El animalito demostró ser inofensivo, incluso parecía confiarse de mí, pues de su "nido" no había escapado y no parecía querer estar afuera bajo la lluvia.

Amy encendía la vela, se acercó a la recamara y sacudió las mantas. Metiendo sus pies dentro de esta.
Mientras yo aguardaba exhausto en el borde.

Prohibido Hablar De Eso [Sonamy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora