× 10 • Tocarla.

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× Sonic ×

Mis primeros cultivos brotaron en mi jardín dentro de poco. Lo más tardado fueron las patatas, una vez que empezó a salir una, y después  aparecia una tras otra.

  Durante la mayor parte del día pasaba ocupado vigilando el jardín, trayendo agua del río, limpiar la casa y procurar traer fruta y verdura silvestre que encontraba alrededor.

Amy dijo que mi color azul era más fuerte que antes, seguramente al sol, o quizá de que sentía que me estaba alimentando bien, estaba cómodo con mi figura y mi actual aspecto. Mis púas incluso crecieron más.

Mientras tanto, Amy; dejó de leer y se dedicó a hacer quehacer de la casa, era realmente poco. Aunque ella tardaba mucho, lavando trapos, hirviendo agua, y acomodando cualquier cosa.

Tristemente tuvimos que abandonar temporalmente la lectura, aunque estuvimos de acuerdo en leer cuando todos los cultivos ya estuvieran del todo listo y no estuviéramos tan ocupados.

Y así era, no me molestaba estar de sol a sol, siempre y cuando, tuviéramos comida, era lo que más quería que no nos faltara.

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Noche.

Hacía mucho frío. Amy tenía la veladora encendida, llevaba un camisón delgado.

—Siento miedo, esta noche...Se ve muy tétrica. Sonic, creo que la frazada no me cobija del todo bien, siento el frío en todos mis huesos.

—Es muy delgada, eso es cierto —aseguré, levantando la esquina de la ésta— Aunque tal vez, mis dos brazos te sirvan de frazada.

Amy sonrió.

—Bueno, si insistes.

(...)

Abrazados.
Era como nos acomodamos esa fría noche. No había ninguna luz, y la vieja ventana emitía un rechinido con el aire tratando de entrar. Una rama golpeaba la ventana de abajo, y un grillo en la esquina cantaba.

Yo no podía descansar, era otra de esas veces nocturnas que cualquier sonido (por muy poco que fuera) me despertaba y me interrumpía a mis sueños.
   
       Mientras que ella dormía plácidamente, mis manos estaban tocando su tracero. Creo que ni me había dado cuenta. Pero las dejé ahí, capaz que luego la despertaba.

Intentando dormir, volví a cerrar mis ojos, estiré mis dedos de las manos y de los pies, mis dedos se balancearon sobre su piel. Y ese camisón era muy delgado podía sentir su piel.

Las volví a dejar estáticas, cuando sentí que volvía a retomar mi sueño. Sus manos se movieron, buscando mi pecho. Se posaron ahí, luego se deslizaron sobre mi espalda, la acariciaba.

¿Estaba dormida? ¿O sabía que tenía mis manos en su trasero? Pero yo al principio ni las sentía.

Gimió y apegó su cabeza en mi hombro.

Me empecé a acalorar cuando su rostro se movía bajo mi cara, en mi cuello y sus manos me recorrían la espalda. Quité con mis manos de su trasero, dejándolas sueltas.

Amy no volvió a recorrer mi espalda y no volvió a suspirar.

Pero...
Sentí en ese momento, que hubiera deseado que lo siguiera haciendo.

Prohibido Hablar De Eso [Sonamy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora