Desde el punto de vista de Lucy todo ocurrió muy rápido. Su padre la despertó un par de horas después de que se había ido a dormir, eso la extrañó bastante, era la primera vez que su padre hacía eso. Antes de siquiera poder preguntar qué era lo que sucedía, él la agarró del abrazo y la subió a sus hombros como solía hacerlo cuando era una niña pequeña.
Salvo que ahora no comprendía cuál era la necesidad de eso. Su padre bajo deprisa las escaleras que daban al primer piso, se dirigió a la puerta principal y la abrió. Ahí Lucy pudo divisar a un par de hombres bien vestidos que reconocía como miembros de familias importantes del reino. Lucy no entendía que era lo que estaba pasando, antes de que pudiera hablar uno de los hombres se le adelantó.
—¿Ya sacaste todo lo de valor, Urshu? No tardaremos en empezar a quemar todo —pregunto uno de los hombres que se encontraba ahí.
—Sí, ya saque todo lo que me importaba de mi casa antes de que empiecen con la operación, es momento de irnos. Neferu no es una persona con mucha paciencia, lleva esperando esto durante mucho tiempo —respondió Urshu con visibles nervios en su voz.
—Bien, ¡andando! —y así, los seguidores de Neferu y Urshu junto a Lucy empezaron a correr por las calles vacías del reino Lamia.
—Papá... —Expreso en un débil susurro por el sueño la peli negra—. ¿Dónde está mamá?
Urshu ignoró la pregunta, Lucy sabía que él la había escuchado. Lucy aún tenía bastante sueño y pese a que tenía muchas preguntas que quería hacer en ese momento, su cerebro aún no estaba lo suficientemente despierto para poder hacerlas. Sin embargo, ella noto la ausencia de su madre mientras iba a los hombros de su padre.
Intento pensar que a lo mejor ya la habían sacado de la casa antes que a ella. Empezaba a preocuparse.
Después de varios minutos corriendo, Lucy vio a una pequeña multitud reunida. Eso la extrañó aún más, era de madrugada y no entendía porque tanta gente estaba ahí. Su padre volvió a hablar.—Bien, ¿ya están todos listos? Tenemos que hacerlo de manera rápida, así no tendrán tiempo de reaccionar —Expreso dirigiéndose a toda la multitud de hombres y... ¿Soldados? En ese momento Lucy lo noto—. Bien... ¡Empiecen!
Ante los ojos de Lucy, vio como uno de los hombres que se encontraba ahí, que también reconoció como un miembro de una familia importante, saco una ballesta, la recargo con una flecha prendida en fuego y la lanzo en dirección a una torre de vigilancia donde se encontraba una campana. Al principio no paso nada, Lucy que ya había despertado más o menos se preguntaba qué era lo que tenían en mente. De repente, la campana de la torre empezó a sonar, no sonaba desde hace mucho, solo dio una campanada y se detuvo.
Lucy no creía que eso fuera a despertar a todo el reino, pero si a algunas personas. Aún así, esas campanas se suponían que estaban hechas para avisar de un posible ataque. ¿Eran estos hombres y soldados enviados de la Reina Lamia? No, eso no era posible, escucho a su propio padre mencionar a la comandante Neferu. Entonces, ¿acaso estaban bajo las ordenes de...
Lucy no pudo terminar de articular mentalmente su pregunta. Un fuerte estallido la saco de sus pensamientos. Y así como sonó el primero, le siguieron una ráfaga de lo que parecían explosiones. Lucy no entendía que estaba pasando, estaba alarmada y asustada, lo único que podía producir esos ruidos eran los cañones de las torres de vigilancia. Pero, ¿contra quién o qué lo estaban usando?
Lucy no tardó en descubrirlo, vio horrorizada como el cañón de la torre de vigilancia donde aquel hombre había disparado la flecha hace unos momentos, estaba disparando en dirección al propio reino. Los hombres y soldados que se encontraban reunidos sacaron más ballestas y algunas lanzas, y empezaron salir corriendo mientras disparaban una ráfaga de flechas incendiadas contra toda infraestructura vulnerable que veían.
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Skullgirls y las crónicas de la familia Marshall
Fanfiction¡Aviso! Está historia contiene personajes originales y una trama distinta al juego, además de algunas modificaciones al lore de Skullgirls, espero que eso no sea una molestia para quien sea que esté leyendo esto. Las crónicas de la familia Marshall...