VIII. Incógnita

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Bek no pudo creer lo que estaba escuchando. El día de ayer a altas horas de la noche una aldea humana había sido devastada por completo por una fuerza desconocida. Cuando la gente llegó a la aldea que fue atacada, se encontró con los escombros de esta misma, entre los escombros estaban los cadáveres de quienes alguna vez habitaron el lugar, además de algunos que estaban repartidos en otras zonas de la aldea.

Las personas encontraron unas estacas de hueso que parecían haber caído del cielo por la manera en la que estaban clavadas, pero eso no era posible. ¿Cómo se supone que una lluvia de estacas de huesos apareciera de la nada encima de una aldea? También parecía haber un rastro de lo que pudo ser fuego, pero este rodeaba todo el perímetro de la aldea en forma de círculo, algo demasiado extraño.

Bek ayudo voluntariamente a recoger los cadáveres del lugar para poder cremarlos a todos, fue algo tardado el proceso porque eran muchos y habían buitres y todo tipo de animales carroñeros merodeando la zona, sería un día largo para Bek. Sin embargo este último tenía la cabeza en otro sitio, desde que se enteró que una aldea fue atacada, un pensamiento se le vino a la cabeza: «¿Lucy está bien?».

Le alivio darse cuenta de que su cadáver no estaba por el lugar, al menos sabía que no había muerto, pero desde luego estaba temeroso de su paradero.

Ahora que había algo acechando ahí afuera con la capacidad de erradicar una aldea por completo, Lucy ya no estaba segura, Bek decidió ir a buscarla para asegurarse que no le haya pasado nada. Aún así Bek no pudo dejar de tener pensamientos negativos por el resto de la mañana y tarde. Estaba muy preocupado.

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Double decidió que sería oportuno encontrar un lugar donde quedarse en lo que decidían cuál sería su próximo objetivo a atacar. Double decidió que las ruinas del Reino Lamía serían un buen lugar en el cual hospedarse.

Pese a que estaba algo lejos, no tardaría tanto si iba volando con ayuda de Ixchel. En todo el camino ninguna de los dos se dijo nada, Ixchel parecía pensativa por alguna razón, o al menos eso creía Double, la verdad es que Ixchel era muy inexpresiva y era difícil para Double saber que era lo que ella estaba pensando. Tal vez ni siquiera estaba pensando en nada.

Al llegar a las ruinas del Reino Lamía ellas dos se dirigieron a lo que quedaba del Palacio Real. Una vez llegado a su destino, Double le dio la instrucción a Ixchel de quedarse donde estaba mientras Double iba por una mesa y un par de sillas. Ixchel pareció ni siquiera prestarle atención pero se detuvo y solo se quedó inerte, Double supuso que le hizo caso y fue a buscar lo que quería.

Dentro de la mente de Ixchel había una oscuridad enorme. Por su cabeza no pasaba ningún pensamiento, su mente estaba completamente vacía, tal vez por eso se veía tan muerta por fuera. No obstante, Ixchel sintió algo en su subconsciente, sintió como si alguien la estuviera llamando, ni siquiera sabía que era lo que sentía pero por instinto cerro los ojos y se adentro por completo en su propia mente.

Pese a que ahí no había nada Ixchel sintió como si alguien estuviera ahí. Ixchel camino y camino, camino tanto dentro de su propia mente que perdió la noción del tiempo. Delante de ella pudo ver un pequeño brillo, siguió caminando y termino encontrándose con lo que parecía que eran unas cadenas con grilletes. Delante de ella había alguien atrapado.

—¿Quién se supone qué eres? —preguntó con la misma indiferencia de siempre Ixchel.

La persona no respondió. Ixchel se acercó más a la dichosa persona, sabía que su misión era acabar con toda la humanidad, pero por alguna razón ella no tenía ganas de matar a esta persona.

Skullgirls y las crónicas de la familia MarshallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora