Jun Seo está muerto y, con una única pista, regresa al mundo de los vivos para encontrar su misión junto a un chico desastre.
***
En 'Lejos del mundo terrenal', Jun Seo recibió la esfera número 77 y tomó una decisión apresurada. De vuelta en el mund...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━✦❘༻ ✦༺❘✦━━━
CAPÍTULO 13
Desafiando al destino
━━━✦❘༻ ✦༺❘✦━━━
Me viene a la mente el collar.
Colgado sobre mi pecho, la polilla parece estar en pleno vuelo. Sus alas extendidas están detalladas con finas líneas que representan las venas. Por otro lado, la calavera humana en medio de sus alas es el foco central. Con rasgos rigurosos, y una expresión que ahora me resulta inquietante, parece estarse burlando de mí.
Me arrepiento de haberme dejado llevar por su diseño.
Era eso lo que significaba; la muerte.
Yo había tomado la decisión de quitarle la vida a Ji Ho de forma inconsciente. A la única persona que fue importante para mí.
Do Jun insinuó que todos los que estuvimos en «Lejos del mundo terrenal» somos parcas, y el collar que cuelga de su cuello es de una rareza única. La cruz no se parece a cualquier otra que haya visto en vida. Sus brazos se curvan hacia arriba, como si fueran alas extendidas, y su base termina en un punto afilado, similar a la hoja de una espada. La cruz está hecha de un material oscuro y tiene grabados intrincados que la adornan.
Él, sin lugar a dudas, debe tener la misión de salvarlo.
De haber conservado mis memorias intactas, puede que hubiese elegido una opción diferente, lo que me recuerda que también vi otro collar: el de un reloj de arena roja.
—¿Hay alguna forma en la que pueda negociar los resultados? —pregunto. Mi voz es más aire que sonido.
—Es imposible cambiar el destino. Cada vez que trates de salvarlo, solo acabarás poniendo la vida del chico en peligro —responde Do Jun antes de marcharse.
Cuando intento pararme e insistir por su ayuda, todo se vuelve borroso. Cierro los ojos con fuerza y trato de mantenerme consciente, peleando contra una sensación de debilidad que jamás he percibido con tanta dureza.
En mi mente, escucho una voz diciéndome que me rinda, que deje de luchar, que es mejor permitir que todo se desvanezca. Pero en mi corazón sé que no puedo darme por vencido.
Respiro profundo, y después de lo que parece una eternidad, la sensación de mareo comienza a disminuir.
Finalmente, consigo recuperar el control y me pongo de pie, pero el miedo y la incertidumbre persisten en mi mente cuando abro los ojos, pues mi visión vuelve a enfocarse en él, y me preocupa en verdad.