Ese día las cosas habían cambiado para Nancy que por primera vez llegóemocionada a una cita que no prometía ser nada sexual, mientras recordaba losmomentos que la habían traído a vivir sus aventuras con el Príncipe. Después de la citaen el restaurante, habían acordado que se verían de nuevo la noche siguiente, pero elPrincipie insistió en que debía acompañarlo a otro lugar, antes, un lugar como estaplaza, en la que lo esperaba pacientemente.
Nancy nunca antes se había imaginado estar con dos hombres y aunque en unprincipio se sentía nerviosa por haberlo siquiera considerado a la mañana siguiente, lamujer se encontraba satisfecha de forma diferente, no era solo el placer sexual quesentía o el rico dolor de las nalgas que le gustaba recordar cuando se sentaba, nisiquiera la imaginación y lo emocionada que se sentía cuando se imaginaba mamandola verga de Luka y el Príncipe, juntos, era una liberación más personal y aquellamañana, su cama se volvió cómplice de su propio placer. Dentro de la libreta que lehabía regalado el Príncipe, se encontraban también una lista de sugerencias yrecomendaciones para la masturbación, posiciones, productos, marcas y formascreativas de estimularse así misma, aquella mañana Nancy aun tenía un par de verduras en su casa, se metió al refrigerador y sacó el pepino más grande y grueso que tenía,después regresó a su cuarto y buscó en su cajón, unos preservativos, que habíacomprado en alguna lejana ocasión y se lo colocó al pepino, por primera vez en suhabitación Nancy vivió un orgasmo. También fue la primera vez que se permitiótocarse de esa manera tan pecaminosa y la primera vez en todo este tiempo, que cuandose trataba de su placer, simplemente olvidaba a Julián. Se recorría con las manos sucuerpo y no quedaban las marcas de la violencia que aquel hombre ejercía, por otraparte, cuando se tocaba las nalgas, sentía el dolor de las nalgadas que le daban y esola estremecía; cuando recorría su rostro, no quedaban rastros de la hinchazón de losgolpes que Julián le ofrecía como castigo y sin embargo, cuando sujetaba sus caderas,sentía las manos que parecían desesperados por poseerla, Nancy tocó sus senos, losque Julián apretaba con violencia y que lastimaba, los mismo que el Príncipe lamía ymientras se metía el enorme pepino en un movimiento placentero en su interior, lamujer simplemente dejo de ser aquella mujer de Julián y por primera vez se sintió sóloNancy, le encantó la sensación, le encantó su cuerpo, le encantó su cadera, le encantósu rostro, le encantó su voz, sus gemidos y sobre todo su propio placer. Se preparópara ver al Príncipe, colocaba su canción favorita de Poets of the fall, se colocó lapeluca que le había intercambiado a su amiga de la infancia por algunas prendas y se arregló como quiso para si misma, con un pantalón que dejaba ver su marcada ydeliciosa cadera, con una sudadera larga y un maquillaje hermoso y frente al espejosonrió de nuevo
----Hola hermosa
Se dijo y se pidió perdón por todas las veces que no lo supo ver, que no suporeconocer su propia belleza, que no supo reconocer sus propias virtudes y se regaló unbeso en el espejo a modo de compromiso. El Príncipe llegó temprano por ella y ellasalió sin pena, sus vecinos la vieron y ya hablaban al respecto, ninguno era de lacongregación, ninguno era un espantadito Testigo de Jehová, pero todos eran igual dechismosos y ante esa sensación Nancy se río. El Príncipe vestía una playera blanca sinmangas, sus brazos eran amplios y sus manos hermosas. Nancy pasó su mano sobre ladel Príncipe y entrelazaron sus dedos, aquello no era sexo, no era darle de formadespiadada hasta que le dolieran las nalgas, pero de alguna forma, el como se agarraronlas manos de forma tan libre, hizo que Nancy se enamorará del Príncipe. Recordó laadvertencia de Amanda, la interiorizó y lo supo como estuvo segura que Amanda losupo alguna vez, como seguramente todas las mujeres que se enamoraban de aquelhombre lo sentían. Sabía que ella estaba enamorada de él, pero qué él nunca seenamoraría de ella y a pesar de ello, Nancy se sentía feliz. En un mundo donde todo estaba mal, donde por todo era juzgada, en un mundo donde sólo era un objeto delimpieza, un objeto para venerar a un dios, donde sólo era la protectora de sus crías,en un mundo así, Nancy tenía roles definidos una y otra vez, algo que nunca podríaromper, pero ahora, de la mano de ese hombre que tenía una sonrisa sencilla, que leotorgaba una chamarra cuando tenía frío, que le besaba las manos cuando sostenía sucafé caliente, que le decía lo hermosa que lucía, que hacía una simple diferencia alcompartirle una contraseña de un servicio de vídeo, Nancy se sentía más entregadaque nunca, porque por primera vez en su vida sentía que le importaba verdaderamentea alguien y eso la hacía sentir enamorada.
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La Amante del Príncipe: La Mujer de dios.
RomanceNancy es una mujer criada en el estricto seno religioso de los Testigos de Jehová y ha hecho todo para ser una buena mujer, es buena esposa, buena madre y es temerosa de dios. Nancy no es feliz. Una tarde se escapa para beber un café prohibido por...