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[Mundo normal]

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Normalmente una persona común y corriente expresaría sus deseos o incomodidades con su pareja porque "la comunicación es importante", ¿verdad?
Pues este no era el caso de un chico de cabellos cafés claro, ¿pero cuál era la razón de su falta de confianza?

La respuesta era simple, pero no muy convincente: temía que su pareja, un joven alto de ojos azules, por cierto muy egocéntrico, lo juzgara por lo que llamaremos, necesidad natural.
Él no era una persona muy reservada, pero al hablar de este tema sus labios parecían cerrarse con candado casi inmediatemente.

Por esa sencilla razón, se encontraba acostado en su cama, sudando y ahogando sus gemidos mordiendo una almohada, intentando otorgarse placer a si mismo en su habitación.
Sin si quiera saber el por qué, los últimos días había estado... necesitado, si es una manera correcta de describir su actual situación. Normalmente eran sólo sueños húmedos y únicamente sufría por limpiar su ropa de aquellas vergonzosas manchas, pero ahora sucedía al estar despierto.

Con tan solo imaginarlo su cuerpo se calentaba impresionantemente rápido y no podía evitar sentir pena por eso, supuso que era parte del crecimiento o algo así, pero ya tenía 19 años.
Para su mala suerte, había olvidado que su novio iba a ir a visitarlo coincidentemente ese día, y casi era hora de que llegara, y como era tan puntual sería muy humillante que lo encontrara así.
—Byakuya– Masculló entre jadeos, pasó un rato intentando complacerse pero no era suficiente, sus manos no, necesitaba más, pero claro, no sabía como pedirlo. Al estar tan perdido en esas circunstancias, no notó que la puerta de su casa ya había sido abierta, el rubio contaba con una llave en caso de que no se encontrara en casa, o algo más.

Al escuchar los sonidos que provenían de la habitación del más bajo, sintió su casa tornarse de color escarlata en segundos, dudando si debería o no anunciar su presencia en su hogar. Decidió que iba a aparecerse, ya que explicar lo que había escuchado y que había preferido quedarse en silencio haría sentir peor al chico de ojos verdosos.

—Cariño– Un susurro lo suficientemente alto distrajo al castaño de sus desesperados intentos en calmar sus instintos, volteando a ver a su amado con una expresión de nada más que vergüenza, no quería que lo viera de esa manera. —Lo siento mucho, olvidé que ibas a venir y yo– Mientras trataba de explicar la razón de porque tenía dos dedos clavados en su entrada mientras repetía el nombre del contrario una y otra vez, lo calló un tierno e igualmente intenso beso en los labios.

Al estar tan desesperado, no dudó en dejarse llevar por aquellas acciones que tomaba el ojiazul, que incluso al estar un poco sorprendido por la situación, no iba a dejar que sufriera por la humillación, y no hizo más que intentar saciar el hambre que ya crecía dentro del cuerpo del castaño. Las delgadas y suaves manos del más alto recorrían el torso del contrario lenta y gentilmente, separándose del beso de vez en cuando para recuperar aire.

—Cielo, te necesito– Dijo entre gemidos que eran ahogados por el apasionado beso que estaba recibiendo en ese momento. Los pequeños sonidos desesperados de su amado llenaban sus oídos repetidamente, y no iba a negarle lo que tanto quería al estar ya así.

—Te preparaste tú primero, ¿no es verdad?– Preguntó de manera un poco burlona, aunque era cierto, ya estaba dilatada su entrada, lo cual le facilitaba el trabajo a el rubio. Se quitó el cinturón, los pantalones y la ropa interior en poco tiempo, demostrando que también estaba un poco ansioso por ello. Se introdujo lentamente, aún cuidadoso de que su novio no sufriera en el proceso, pero al contrario, él gemía mucho más ruidosamente al sentir cómo el miembro erecto de su pareja se abría paso en su interior, llegando profundo. El ojiazul puso una de las piernas de su novio encima de su hombro para facilitar que pudiera moverse, se aferró con una mano a la cintura del castaño, quien yacía impaciente a que comenzara a moverse, aferrándose a la espalda del rubio como si su vida dependiera de eso, y por fin empezó a embestirlo lentamente de una forma placentera.
Entre el placer que tanto anhelaba recibir el castaño y lo bien que se sentía al por fin poder recibirlo, esa sensación parecía poseerlo, seguía aferrándose con fuerza a la ahora desnuda espalda del rubio, dejando marcas de rasguños por donde fuera, y al mencionado realmente no le molestaba, su actual objetivo era hacer que su novio se sienta bien, y vaya que lo estaba logrando.

Suaves gruñidos, necesitados gemidos y los sonidos de las embestidas llenaron la habitación del más bajo, quien parecía estar llegando al limite con cada movimiento, y cada vez que el ritmo aumentaba en su velocidad y brusquedad incluso, juraba que estaba en el cielo mismo. —Por favor no te detengas– Lloriqueó el ojiverde, que seguía dejando más rasguños en la espalda de su pareja, ya que no podía evitar sentirse tan increíblemente bien. No pasó mucho tiempo para que ambos sintieran cómo se acercaban más a ese clímax que ahora deseaban los dos, con cada estocada era evidente que tal vez el castaño no era el único que tenía este tipo de deseos, el rubio no parecía querer detenerse tampoco.

Después de poco rato, por fin llegaron al clímax al mismo tiempo, el ojiverde dejó caer sus brazos en la cama al lado suyo un poco exhausto, jadeante y sudando sintió llenarse su interior, mientras que el ojiazul salía lentamente de la entrada del más bajo, intentando recuperar el aire, dejándose caer al lado del ojiverde.
—Te amo tanto, ¿sabes eso?– Habló casi en un susurro el más alto, que ahora acariciaba delicadamente la mejilla de su novio quien lo miraba con ojos que no mostraban nada más que el afecto que también tenía para él.

—Lo sé, y yo también te amo–

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Últimamente escribo muchísimo JAJAJA
Incluso hice un mini fic mitsukou para un proyecto de inglés, sin decir sus nombres pq me daba penita jjj

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2023 ⏰

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under the effects of erotism; naegami.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora