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[Omegaverse AU.]
Togami: Alfa
Makoto: Omega

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Una pareja de chicos se encontraba en casa relajados, hacía viento afuera y el calor que se proporcionaban el uno al otro era recomfortante a decir verdad. El omega ronroneaba mientras mantenía su rostro pegado al pecho del más alto, quien acariciaba su cabello mientras veía la TV. El ambiente era pacífico, no había muchas molestias y su compañía era suficiente para estar tranquilos.

—Hey cariño, pensé que podríamos ir por un café ¿podemos?– El castaño frotó su cabeza un par de veces contra el pecho de su amado antes de levantarse un poco, quedando ahora encima de él.
—Supongo, pero llévate una bufanda por si acaso, el frío no te hará bien– El ojiazul le dio un pequeño y tierno beso en la frente, provocando que éste sonriera cálidamente y fuera a buscar el objeto que necesitaba para salir.
Ya listos se encaminaron hacia la cafétería más cercana, un lugar bastante agradable. Mientras caminaban platicaban de diversos temas, notando que no había gente en las calles realmente, tan cerca no estaba, estaba a cuarenta minutos de su apartamento caminando, en auto les hubiera tomado media hora o menos llegar, pero bueno, todos disfrutan de una buena caminata de vez en cuando.

Diez minutos antes de que llegaran a dicho lugar, el ojiverde notó que su pareja estaba caminando algo raro, en un callejón se escondió y se apoyó contra una pared.
—Oh cielos ¿estás bien mi amor?– El omega se inclinó un poco para ver como la respiración del alfa se hacía entrecortada y con sus manos apretaba no tan fuertemente el área de su entrepierna, al darse cuenta el castaño debatía mentalmente si salir corriendo despavorido o intentar ayudarlo de una manera que no involucrara follarlo en ese callejón, no pudo soportar el escenario de dejar al rubio sufriendo en ese lugar sin ayuda alguna, se puso de rodillas y realmente no sabía lo que hacía. El más alto lo atrajo a su cuerpo, su erección frotándose contra su trasero bajo las telas que la cubrían.

—Por favor, te lo compensaré como sea, pero te ruego que me dejes hacerlo– La voz del ojiazul sonaba muy ronca, ese tono volvía loco al ojiverde, quien se vio obligado a obedecerlo, al estar en público quitarse toda la ropa iba a ser un problema, así que se quitaron solo la parte de abajo de su atuendo, para molestar al alfa, el castaño movía provocadoramente su trasero sobre el miembro de su pareja, que gruñía incesablemente sin una gota de paciencia, su cordura también agotándose poco a poco. Debido al lubricante natural que el omega producía, se sentía realmente satisfactorio.

Sin aviso alguno, el ojiazul levantó al omega lo suficiente para quedar justamente a pocos centímetros de que el miembro del mencionado fuera metido en él. Recordó que el celo de un alfa era muy diferente al de un omega como él lo era, podían durar horas en ese frío callejón si el más alto así lo quisiese.

Sus pensamientos fueron silenciados por el roce de su entrada con la erección del alfa, justamente cuando iba a arrepentirse de haberse quedado ahí, las feromonas que soltaba el ojiazul lo hipnotizaron para que dejara por fin de sobre pensar la situación, sus aromas se mezclaban lentamente, creando un olor agridulce que poco a poco los embriagó a ambos en poco tiempo, con la desesperación incrementando en un 1,000% el rubio no esperó un segundo más y en una sola estocada introdujo su miembro en su totalidad, haciendo que el omega diera un gemido ahogado, amortiguado con su mano evitando hacer mucho escándalo.

No esperó mucho para comenzar a embestirlo, ya de por si experimentaba un poco de dolor al sentir como su entrada era penetrada tan repentinamente, el ritmo que ahora llevaba el ojiazul era no tan lento pero tampoco veloz, se enfocaba en llegar tan profundo como le fuera posible, provocando que su pareja gimiera continuamente ya que su punto dulce era golpeado frecuentemente, inundados por el placer la velocidad de las embestidas incrementó, el castaño se aferró a los hombros del alfa, quien al estar en esa posición aprovechó para dejar pequeñas marcas en su cuello y alrededor de su clavícula.

Para ese momento el ritmo era rápido y algo feroz, siguiendo en esa posición, el alfa lograba escuchar los gemidos y pequeños sollozos que el castaño dejara escapar incluso si quería bajar la voz. El ojiverde llegó al climax primero sin poder hacer nada al respecto, ya que el rubio seguía aparentemente lejos del orgasmo y la sobreestimulación lo estaba matando y llevando al cielo al mismo tiempo, se lograba escuchar como lloriqueaba y gemía de placer sin poder parar. Pasaron apenas un par de minutos para que el omega por fin sintiera que su novio ya estuviera a pocos segundos de llegar al clímax, aunque él ya se hubiera venido dos veces. Un gemido ronco y poco silencioso se hizo escuchar cuando por fin el alfa llegó al orgasmo. Al sentir aquello el más bajo jadeó, las lágrimas de excitación que se derramaban lentamente de sus ojos empaparon el hombro de su pareja, quien trataba de regular su respiración.

Al haber cometido tal acto la principal razón de la caminata ya la habían arrojado por la ventana. Ya que el ojiverde siempre llevaba consigo pañuelos deshechables tomaron algunos y con eso se limpiaron el resto de la semilla de ambos. Las piernas del omega se encontraban temblorosas, así que tuvo que ser cargado de vuelta al apartamento, llegaron y tuvieron una corta pero tierna sesión de pequeños besos repartidos por todos sus rostros.

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Tuve un millón de ideas super cachondas para este cap y ponerle un audio fue parte de ellas- chaaitoo estaré escribiendo más de eso y de otras cosillas.

under the effects of erotism; naegami.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora