En su defensa
Harry y Severus seguían muy callados mientras sus equipajes se ordenaban solos antes de su viaje de regreso. Snape se había refugiado en la terraza, disfrutando de una última copa de vino, y Harry lo observaba a la distancia desde el interior de su habitación. Recordaba el momento en que Snape le salvó de caer de la tarima resbalosa, como le ayudó a sentarse en una caja y usó su bufanda para secarle los pies y ayudarlo a ponerse nuevamente los zapatos.
Todo eso sin mirarlo a los ojos ni decir nada. Harry tampoco se atrevía a hablar, no sabía si le gustaba o no que Snape empleara sus propias manos para ayudarlo, pero tampoco es que pudiera utilizar su magia estando rodeado de muggles. Además, el semblante del profesor era demasiado serio, quizá enojado, y no entendía por qué.
No le gustaba mucho toda aquella situación, por momentos quería retroceder el tiempo y no haber dicho nada, pero enseguida se envalentonaba y se olvidaba de esos pensamientos. Snape tendría que enterarse tarde o temprano.
Nuevamente, se armó de valor, empleó su varita para terminar de armar el equipaje y salió a la terraza a reunirse con el mago.
— Todo está listo, ¿quieres que nos marchemos ya?
Snape volteó a mirarlo, no entendía por qué se había sentido molesto con Harry aquella tarde. El chico no había hecho nada malo. Es más, aquel día se dio cuenta de que no podía verlo igual que antes. No era ya un niño, había dejado de ser su estudiante, un adolescente con demasiados problemas que le evitaban una vida normal. Ahora era un hombre, lo había visto con sus propios ojos, un hombre que podía ser provocativo incluso sin proponérselo, un hombre con una vida sexual probablemente mucho más activa que la suya.
Lo vio ahí, de pie frente a él, y podía ver sus dos facetas, al joven de ojos verdes destellando inocencia y ternura, y también al hombre desbordando tanta sensualidad que parecía incluso emanar de un potente hechizo.
Respiró hondo, porque al final de cuentas, Harry siempre había sido alguien fuera de lo común. Y, sin embargo, ahora parecía apagado, y eso seguramente era su culpa.
— Volví a echar a perder el viaje, ¿verdad?
— No, no, Severus, la he pasado bien. —aseguró Harry acercándose un poco más—. Al contrario, creí haber sido yo quien te amargó la experiencia.
— Claro que no, Harry, pero no voy a negar que este viaje ha sido todo un redescubrimiento.
— Solo dime que no estás desilusionado.
— No hay ningún motivo para estarlo. Somos amigos, Harry, y como amigos nos entendemos y aceptamos, y seguramente tú has hecho mayores esfuerzos conmigo.
— Todo seguirá igual entre nosotros, ¿verdad?
— No. —negó dando un paso hacia Harry para sujetarlo de los hombros—. Todo estará mejor.
Harry quería creerlo, fue un riesgo confesarle que era gay, pero un riesgo que quiso tomar, porque no se puede avanzar si no saltas al otro lado del precipicio.
~ o~ o~ o~ o~ o~ o~ o~
Al llegar a su casa, Harry no se esperaba ver a su amigo ahí, sentado frente a la chimenea con la cara larga.
— ¿Ron? Pensaba ir por Sadie enseguida, ¿pasó algo? —preguntó alarmado.
— No, ella está durmiendo en su camita, no te preocupes.
Harry asintió, aun así, dejó su equipaje a un lado y fue a ver a la niña. Sonrió mirándola dormir tranquilamente, por lo que solo acomodó sus mantas y le dio un beso en la frente antes de regresar con su amigo. Ron continuaba en el mismo lugar, como hechizado por las llamas de la chimenea.
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Friendzone
FanfictionLa boda de Ron y Hermione está muy próxima, Harry tiene que hacer un viaje con Snape que podría cambiar la vida del profesor dándole una nueva misión personal, y siente que tiene que estar con él para ayudarlo, esperando siempre en secreto poder lle...