Friendzone

15. La propuesta

La propuesta

Severus tuvo que abrir los ojos al escuchar a Harry reír. El chico se había sentado sobre la cama y estallado en carcajadas tan ruidosas que tuvo que sostenerse el abdomen. Le imitó sentándose a su lado, sin comprender el motivo de aquella risa tan franca y divertida.

— ¿Por qué te ríes? —preguntó sin comprender—. ¿No te agrada la idea?

— ¿Bromeas? ¡Me encanta! —exclamó fascinado luego de hacer un esfuerzo para controlar la risa—. ¡Por supuesto que seré el padrino de Sadie!

— ¿Entonces por qué tu reacción? Por un momento temí que te rehusaras.

Harry se giró hacia Snape sin dejar de sonreírle, volvió a acariciarle el rostro mirándolo con inmensa ternura.

— Pensé que me propondrías casarnos.

La expresión de Severus se tornó extremadamente seria, quiso decir algo, pero solo logró titubear nervioso.

— Todo está bien, Sev, me permití soñar demasiado alto, pero en verdad me emociona mucho ser el padrino de Sadie.

— Harry... ¡Qué tonto soy!

— No te permito que hables así del hombre del que me enamoré. —refutó Harry frunciendo el ceño con gracia—. No tienes la culpa de que yo malinterpretara tus palabras, y no me siento mal por ello. En realidad, fueron los segundos más excitantes de mi vida.

— ¿En verdad habrías aceptado? A pesar de...

— No repitas que no me amas. —pidió colocándole la mano en la boca—. Somos amigos, y eso ya es un amor muy especial.

Severus asintió en silencio y observó a Harry abandonar la cama para ir por Sadie, quien ya se había despertado, probablemente debido al ruido, y se asomaba curiosa por encima del barandal de su cuna.

— ¡Sadie, seré tu padrino! —exclamó Harry levantándola al aire—. ¡Ya nada ni nadie dirá que no puedo quedarme contigo!

Harry realmente se veía feliz con la noticia, giró sobre sí mismo bailando con la niña que reía contenta. Desde la cama, Snape los miraba con una sonrisa.

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Los días que pasaron en aislamiento fueron inolvidables para los tres, pero sobre todo para Harry. En muchas ocasiones tuvo que repetirse mentalmente una y otra vez: "Somos amigos, somos amigos, me quiere como amigos" porque Snape iba acortando poco a poco la distancia entre ellos incitando a un frecuente contacto físico por cualquier motivo, y sus juegos provocativos eran también más atrevidos.

En una ocasión, a dos días de terminar el aislamiento, Severus se sentó a redactar una carta a Minerva informándole de su pronto regreso al colegio, Sadie estaba mejorando notablemente y su medimago confirmó que pronto regresarían a su vida habitual.

— Deja eso, Sev, ven a jugar con nosotros. —le invitó Harry desde la cama donde jugaba con las muñecas con Sadie.

— En un segundo, lo prometo.

Pero para su asombro, la pluma que usaba para escribir salió volando de su mano hacia la cama, justo entre Harry y la niña.

— No seas infantil, Harry, devuélveme la pluma. —pidió sin enfadarse.

Pero cuando Severus miró a Harry, éste tenía sus ojos muy abiertos mirando a Sadie. La niña se había alargado para tomar la pluma atraída por el brillante color azul de sus fibras tornasoladas y sonreía traviesa.