Crista era hija de una familia muy adinerada de un pueblo cercano a la ciudad, pero la crisis economica la arruinó.
Un hombre les ofreció ser su socio, a cambio de que ella se casara con él.
La joven aceptó el trato y se compromete con el desconocid...
James se acercó a la pareja mientras otras personas lo felicitaban. -Michael, tanto tiempo.
El joven le sonrió y lo abrazó. -Si hermano, que bueno verte.
James encendió un cigarro. -Y quien es esta señorita?
Michael le tomó la mano a la joven. -Es Crista Brinm, mi prometida.
La joven sonrió cabizbaja, lo que preocupó a James. -Estas bien?
Crista lo miró, asintió con la cabeza y Michael la abrazó. - Y tu, no tienes a alguien?
James se encogió de hombros. -No, estoy ocupado con los negocios.
A James la causaba curiosidad la chica, por lo que los invitó a cenar.
-Los invito a subir, aquí es muy ruidoso y me gustaría ponerme al día con mi hermano.
Michael sonrió -Me parece bien, vamos amor.
Los tres caminaron hasta la escalera y subieron por un pequeño ascensor. Todos estaban en silencio. Llegaron al piso 6 y James dejó que ellos se adelantaran. -Adelante.
Michael caminaba con la joven de la mano, mientras esta veía las pinturas en el pasillo. James lo notó y sonrió.
-Es en la habitación 64.
James abrió la puerta y Crista quedó impresionada, el lugar era inmenso para ser solo una habitacion, tenía comedor, sala e incluso balcón. Estaba decorado con muchos cuadros abstractos. -Sientense en la mesa, van a traer la cena.
La pareja obedeció y se sentaron. James estaba en la cabecera de la mesa, Michael en el otro extremo y Crista, entre los dos.
Una señora se acercó con una bandeja y tres platos de ensalada. Se lo sirvió a cada uno. -Y bien, cómo van los negocios Michael?
El joven bebió un poco de vino. -Bien, la industria agrícola va surgiendo cada año.
James miró a la joven, quien no tocaba la esalada, ni siquiera había bebido agua. -Como se conocieron?
Michael se limpió la boca con la servilleta. -En el cabaret.
James frunció el seño y la joven bajó la cabeza, se le veía avergonzada. -Disculpa a mi hermano, tiene la costumbre de hablar sin filtro. Crista, en que trabajaba?
La chica miró a James, era la primera vez que alguien le preguntaba directamente algo.
Giró su cabeza, esperando la apro de Michael para hablar y este le hizo un gesto con la cabeza, mientras bebía vino. -Yo... era sirvienta del lugar.
James notó que no se sentía cómoda y que por alguna razón trataba a su hermano como si fuese su dueño. -Que romántico.
Hizo un gesto para que retirasen las platos y sirvieron el plato de fondo. -James, quería pedirte un favor.
El hombre miró a su hermano mientras comía. -Si claro. Dime.
Michael dejó de lado lo que estaba haciendo, le tomó la mano a Crista y dijo.
-Necesito que cuides a mi bella prometida durante dos meses, debo viajar a otro continente para cerrar un negocio. No quiero que esté sola en casa y aquí tienes más sirvientes de los que yo podría llegar a tener.
James miró a la chica, quien demostraba tristeza. Frunció el seño. -Si claro. Cuando viajas?
-Mañana en la tarde, traeré las cosas de Crista. Todos los gastos que tenga, me los dices después y te devuelvo.
James negó con la cabeza. -No, como se te ocurre, Crista es de la familia, no debes pagar nada.
La chica no hablaba, no comía, ni tampoco los miraba. Era como una esclava. . . . . Al terminar la cena, Michael se despidió de su hermano. -Gracias James, mañana volveremos.
James sonrió. -Los estaré esperando.
Mientras Michael fue a buscar el auto, la chica se quedó a solas con James.
Este, estaba preocupado por ella, conocia a su hermano, era capaz de hacer lo que fuese para cumplir sus caprichos.
-Estas con el por obligacion?
Crista se sorprendió al escuchar la pregunta, no se esperaba esa interrogante de parte de James y no sabía cómo responder, así que decidió ser sincera.
-No tengo otra opción.
James apretó los puños, sabía que su hermano se aprovechó de esa situación para tenerla.
A lo lejos vio el coche de su hermano acercarse. -Crista, no eres un objeto.
Dicho esto se alejó de ella y entró al hotel, dejándola con una pequeña sonrisa en el rostro. Había sido el único que notó cómo se sentía y se sintió agradecida por tener a alguien que la entendía.
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