Capítulo VI

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Meses antes

Lunes, 15 de febrero.
CDMX.

-Entonces... ¿Te irás?-el dolor que sentía al preguntar lo anterior se manifestó por medio de unas lágrimas que comenzaron a brotar de los bellos, pero desilusionados ojos almendrados de Ochoa.

-Perdoná, no me gusta verte así-el causante de esas lágrimas se acercó para darle un consuelo.

-Dijiste que te quedarías conmigo-se aferró al abrazo, ocultando su desolado rostro en el pecho del argentino.

-Guille, tenés que comprender, mi familia ya me ha llamado para saber si regresaré, no puedo hacer nada-se encogió de hombros, la expresión de su rostro dejaba en claro su disgusto.

-Pero también me dijiste que les informarías de nuestra relación en cuanto te llamaran-entrelazó sus dedos con los ajenos-Sergio, no me hagas decirte adiós.

-Lo sé, pero mirá, Guille, el día que le diga sobre alguien a mis padres, será porque la relación va en serio.

Los músculos de la cara de Guillermo se tensaron debido a la sorpresa, no esperó esa respuesta por parte del hombre que tanto quería.

-No, no me pongas esa cara che, no es lo que pensás-acarició una de sus manos-yo iba muy en serio con vos, pero...

-¿Pasa algo?, dímelo, por favor.

-Siento que no buscás lo mismo que yo quiero, a mí ya me gustaría que nuestra relación fuera más seria, me entendés, ¿verdad, Guille?, pero te noto distante cuando intento entrar más en confianza, por lo que siento que quizá no sentís lo mismo que yo.

Memo agachó la mirada y se separó de Agüero, frotando su brazo con una de sus palmas, las palabras contrarias le pusieron nervioso, mil cosas pasaban por su mente, pero no sabía qué decir. Por su parte, el sudamericano le miró fijamente, deseando ver su reacción, pero Guillermo no soltó ni sola una palabra, lo que provocó en Kun cierta impaciencia. Volteó los ojos hacia arriba, mostrando apatía por el sentir del mexicano.

-Debo irme, fue un gusto coincidir con vos, mi Guille-sonrió para que esas palabras no sonaran tan forzadas.

Muy en su interior le era muy complicado controlar su frustración. La frustración de irse de México sin haber probado la tierna piel de Guillermo.

-No, espera-lo sujetó del brazo-no te vayas pensando eso, sólo que... Tú sabes que mi casa es muy pequeña, mi madre y mi hermana siempre están ahí-murmuró aún con la mirada fija en el suelo.

-Para eso están los hoteles-respondió sin ningún tacto, mientras sonreía con satisfacción, sentía que lograría su cometido.

Memo se sobresaltó y su rostro se pintó completamente rojo.

-No tengo dinero para eso, además, nunca lo he hecho, me da miedo, Sergio.

-¿Y quién dijo que vos pagarás?, para eso estoy yo, y no tengas miedo, conmigo nada te va a pasar-susurró en su oído.

-¿Me lo prometes?-jugó con los dedos del argentino debido al nerviosismo que sentía.

-Te lo juro por el amor que siento por vos-besó sus labios.

Esa unión envolvió a Guillermo en una dulce mentira, de la cual aún no estaba consciente, mientras él entregaba el alma en ese apasionado beso, Agüero por su parte, sentía que marcaba su triunfo, por fin había logrado convencer a Ochoa, lo disfrutaría sin ningún remordimiento esa noche.

En el hotel más cercano Guillermo se entregó por primera vez, entre miedo, dolor y mil sensaciones que experimentó, consagró su amor sin que nada más le importara. Quizá el lugar no era el que imaginó para un momento como ése, pero bastaba con la compañia de Sergio Agüero para que todo fuera perfecto e inolvidable para él.

Entre Lágrimas [MESSI X OCHOA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora