Tras una pandemia que despedazó a toda la humanidad se encuentra el último bastión de la humanidad: Villedor, una ciudad que será testigo de las travesuras de Aiden el peregrino y Hakon, su fiel amante. Las risas se transforman en preocupaciones gra...
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Hace 15 años una pandemia de un mortal virus mató al 98% de la humanidad, una terrible enfermedad que diezmó al mundo hasta dejarlo en ruinas sumergidas en un estado de anarquía, dolor y muerte que hizo rendirse hasta a la potencia más fuerte. 15 años de dolor en el cual la humanidad tuvo un chance de sobrevivir gracias a una ciudad llamada Villedor escondida en algún lugar de Europa, aislada del mundo por un enorme muro convirtiéndose en el último bastión de la humanidad; es ahí donde comienza nuestra historia con un peregrino problemático y un corredor enamorado. Hakon, un francés que recorría las calles de Villedor haciendo favores a los habitantes por más sucios o simples que sean, fue ahí donde conoció a Aiden, un mensajero que provenía de muy lejos y que estaba dispuesto a todo por encontrar a su hermana a la cuál no veía desde que era un niño. Estos dos por azares del destino se encuentran y sus vidas cambiaron para siempre, Hakon no podía despegar de su vista a aquel enérgico muchacho que saltaba de tejado en tejado con una sonrisa y una mirada desafiante, estaba hipnotizado por sus movimientos pero no podía dejar de pensar en su rostro que a pesar de tener cicatrices le parecía lindo, lo suficiente para que un hombre solitario despertara sentimientos jamás encontrados hasta ahora. ¿Era amor?, ¿Era curiosidad por saber quien era ese peregrino que vino de muy lejos o simplemente era un interés para beneficiarse?.
El peregrino y su compañero recorrían los techos de Villedor haciendo favores a la gente, recuperar artículos, salvar personas de los monstruos, recolectar insumos para tareas, era común salvo la pequeña diferencia en que se encontraban en un sitio infestado de mordedores y abominaciones producto de este temible virus. En cada rincón de la ciudad encuentras una aventura a la cuál asistir o morir, para Aiden era su pasatiempo favorito, todo con tal de ganarse la confianza de un pueblo angustiado por el caos mezclado entre muertos y vivos, a Aiden no le importaba el riesgo, lo suficiente para meterse en la boca del lobo sin medir las consecuencias de sus acciones; a pesar de ser un revoltoso ha logrado salvar vidas y mejorar las condiciones de vida de la ciudad. Villedor era una enorme ciudad, testigo de muchas tragedias y un símbolo de esperanza para aquellos que sucumbieron, una mezcla de lo antiguo y moderno en una metrópoli que ahora se encuentra descuidada, vieja y llena de vegetación demostrando como el pasar de los años siguieron las consecuencias del terrible virus que el egoísmo del hombre creó. Las calles eran señal de muerte y peligro, adentrarte a oscuras a los viejos edificios era una trampa mortal, la gente tenía que construir sus casas y adaptar su vida por lo tejados como si se tratasen de animales, así era la supervivencia en esta ciudad que en sus días de antaño fue una ciudad urbana de élite europea.
El viento soplaba con fuerza en un cielo azul y nuboso, acariciando la cara de Aiden quien se encontraba en lo alto de un edificio desgastado y opaco, arriba de él se encontraba un molino de viento hecho con piezas madera vieja de todas procedencias e incluso siendo vieja funcionaba perfectamente para mantener la ciudad activa, los molinos estaban regados por toda la ciudad y el trabajador de Aiden debía verificar y reparar cada uno en caso de que lo necesite, desde la mañana se encontraba reparando la chatarra del pueblo para ganarse su confianza.
