"No soy tímido" [YM] |editando|

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¿Sabías que solo se necesitan veintiún días para crear un hábito? Al menos eso es lo que dicen.

Han pasado exactamente veintiún días desde su primera cita y ellos no han parado. Citas, mensajes o juegos en línea. Yoongi, quien no es fan de mandar mensajes, se sorprendió al darse cuenta que llevaba más de una semana dándole los buenos días y noches a Park Jimin por mensajes. Otra cosa que lo sorprendió fue el contacto físico, él había olvidado que le gusta ser abrazado con regularidad —no es que sus amigos no lo abracen, solo respetan su espacio porque saben lo valioso que es— y da la casualidad que a Jimin le encanta abrazarlo de todas las formas posibles.

—¿Quién fue el comediante que dio la idea del letrero ese? —Jimin mira con disgusto al letrero que dice: "Prohibido cogerse al mesero"

Yoongi intenta mantenerse profesional, pero la cara de Park, que no tuvo ensayo esa tarde y por eso está ahí, lo pone de buen humor.

—Fue Chanyeol.

—No sé quién es pero me cae mal —no lo dice en serio.

La conversación termina en el momento que la puerta se abre. Yoongi al ver al señor Kim entrar con unas cajas se apresura a ayudarlo siendo seguido por Jimin.

—¡Oh Jiminie!, últimamente te veo mucho por aquí —el señor Kim lo saluda cálido —Vienes más seguido que Seokjin.

El chico toma una de las cajas con las mejillas sonrojadas y la mirada gacha.

—Me gusta el ambiente —responde bajito provocando un puchero burlesco en Yoongi.

—Me alegra oír eso —el señor Kim sonríe cómplice. Ha notado el pequeño gesto de Min y su sobrino de cariño —Vamos a la cocina.

En la cocina todo está es animado, una canción popular reproduciéndose en una pequeña bocina, risas y utensilios de cocina chocando entre sí crean esa atmósfera. Luego de unos cuantos segundos tienen dos pares de ojos curiosos sobre ellos.

—Gracias muchachos, pueden volver a lo suyo —el señor Kim deja la caja que cargaba en una de las mesas metálicas —Yo les enseñaré a estos niños una nueva receta.

Yoongi reacciona primero y agarra a Jimin del brazo tirando de él fuera de la cocina, ignorando las miradas pícaras de sus amigos.

—¿Podrías traerme un cheescake? —el menor pregunta de camino a su mesa. Asintiendo en silencio, Yoongi con su mano libre saca la libreta.

Aparta la silla para que Jimin tome asiento. Una vez está sentado, el bailarín lo mira desde abajo con ojos de ciervo. No sabe si es a propósito, pero está provocando a esa parte que Yoongi intenta mantener al margen.

—¿De qué sabor quieres el cheesecake? —busca desviar sus pensamientos con una pregunta inocente.

Jimin parpadea suave, exactamente dos veces —Yoongi las contó— y hace un diminuto mohín con los labios.