"No soy tímido" [YM] |editando|

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—¿Hola? —desorientado, Yoongi repite.

—Hola Yoongi —aquella voz, que hasta en sueños lo persigue, se escucha agitada —Tienes que venir.

—¿Qué mierda haces con el celular de Jimin? —la música ha dejado de sonar, todos están mirándolo. Se está poniendo ansioso —Carajo Seok, responde.

—Enójate conmigo después, tu... amigo ha estado un conflicto con un sujeto y ahora está teniendo una crisis en un baño de mala muerte.

—¿Qué?

Hablemos un poco del pasado de Jimin.

Lo conoció en una reunión entre su familia y la suya. Es una memoria barrosa, de la que solo recuerda la creación de un exitoso bufete de abogados. A partir de entonces, ambas familias se volvieron cercanas ya que asistían a la misma iglesia.

Jimin no se relacionaba con el hijo mayor del socio de su padre; prefería jugar con Jae, de doce años, o con el bebé Jihyun, de dos. Esto continuó así hasta que cumplió dieciséis años.

Durante una cena organizada por el socio de su padre, fue que —desde este momento llamaremos Alimaña a esta persona— la Alimaña se acercó, siendo amistoso e interesado en los pasatiempos de Jimin. Las conversaciones por mensajes iban en aumento, al igual que las salidas a lugares poco concurridos. Las mariposas en su estómago eran casi incontenibles.

Mediante un papel arrugado como un codo fue que la Alimaña le pidió salir. Lo dejó pegado con una goma de mascar debajo del pupitre ya que él pasaba clases en esa aula antes que Jimin.

"¿Quieres ser mi novio?"

Para el hijo mayor de los Park fue el acto más romántico del mundo, ignorando completamente las burlas de Seokjin y la preocupación "exagerada" de Park Jae.

Una semana exacta después del suceso romántico del siglo, los señores Park decidieron ponerle fin a su matrimonio de la forma más pacífica posible. La madre de Jimin tomó la decisión de viajar por el mundo, y no fue sorpresa para nadie que el señor Park accediera a esa petición, quedándose él al cuidado de sus hijos a pesar del poco tiempo libre que tenía.

El abandono de la madre desestabilizó a la familia. Jihyun estaba molesto y triste en partes iguales, negándose a aceptar la idea de ser dejado de lado por su madre. Jae sentía que debía ayudar a su hermano mayor, adoptando el papel de "mamá" y velando por el bienestar de sus sobrinos. Y Jimin, en su búsqueda de consuelo, se refugió donde no había más que falacias. La Alimaña se aprovechó de su vulnerabilidad, endulzándole los oídos a su antojo y, una noche, una noche que no fue casualidad, convenció a Jimin de ir más allá en su relación.

—No dolerá, lo juro —sentados en su cama, la Alimaña besó una de las mejillas de Jimin con suavidad.

Pura falacia.