Capítulo 4: Tell me your secrets and ask me your questions

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- Necesito respuestas, madre- dijo Ash de pie frente a su banca en el parque. Adeline apareció con un suspiro en su lugar de siempre y con las manos entrelazadas en su regazo.

- Te he dicho que yo no tengo lo que buscas. Bonita cámara, por cierto.

- Vamos, no me cambies el tema. Si tú no sabes, ¿entonces quién?- inquirió.

- Tú sabes quién, por supuesto- dijo viéndose las uñas.

- No- contestó sorprendido, sin creerse que le haya soltado algo. Entrecerró los ojos en su dirección- Pero tú sí, ¿verdad? ¿Quién es?

- Creí que ya estarías un poco más informado. Puedo guiarte si quieres, pero después estás por tu cuenta- renegó su madre un poco decepcionada.

El espectro se puso de pie y le hizo una seña para que le siguiera, esperaba que fuera cercano pero después el parque se volvió más bosque y menos civilización, varias veces sus pies se sumergieron en zanjas que habían sido llenadas con nieve y esta se derretía en sus zapatos, otras tuvo que inclinarse para sortear ramas de pino secas.

Adeline iba tres metros adelante, permanecía inmutable, flotando a ras de suelo y siendo atravesada por decenas de ramas rebeldes. Cuando Ashton se dispuso a replicar, la caminata terminó abruptamente.

- ¿Quién vive aquí?- preguntó refiriéndose a la casa de ladrillos que había aparecido de la nada, sólo advertida gracias a una valla de puas que había sido cortada unos doce metros de longitud- ¿Un brujo o algo así?- se burló.

- No, y no se te ocurra consultar a ninguno, nunca. Muchos creen que la mágia es parecida a los cuentos de Disney. Pero es algo oscuro, trae más problemas de los que podría, supuestamente, solucionar. Cuida esa cámara, fue un regalo.

- No soy tan... - y se había ido. Traía la cámara de su madre por alguna razón y tomó una foto, era un paisaje hermoso.

¿Qué tengo que hacer ahora?

Se acercó a la puerta de madera tocó fuertemente con los nudillos, era tan gruesa que apenas sonó como un roce, volvió a tocar más fuerte y se sobó un poco los nudillos. Una mujer de complexión media y cabellera corta entrecana abrió la puerta. Estaba fumando un cigarrillo y su ropa era parecida a la de un hombre, con una chamarra de lona sobre una camisa de cuadros y unos vaqueros holgados.

El golpe de aire caliente de la casa le dio en la cara como una bofetada.

- ¡Valeria! ¡te buscan!- gritó con acento de granjero, sonando como campanas, campanas oxidadas. La señora se fue cuando terminó de gritar.

¿Quién carajo es Valeria? se preguntó viendo un poco dentro de la casa.

Una chica un poco más baja que él, casi nada, de un larguísimo y rizado cabello caoba llegó trotando con una holgada pijama y mordisqueando un pedazo de pan con mermelada. Ella le observó de vuelta, el chico tenía una expresión de sorpresa y su boca formaba una minuscula "o" casi imperceptible.

- ¿Qué haces aquí?- preguntó Ashton frunciendole el ceño con descaro.

- ¿Qué haces aquí? Esta es casa- le contestó Ava de vuelta, su hostilidad hizo que el pan saltara de sus manos y cayera en el piso laminado- ¡Genial!

- ¡Su madre lo mandó aquí, Valeria! ¡No seas grosera con el muchacho!- gritó la anciana desde la cocina.

- ¿Cómo sabe que... ? ¿Tu nombre no es Avarelia?- estaba tan aturdido que fue lo primero que se le ocurrió preguntar.

- Es mi abuela su nombre es Gadia, y es psíquica, sabe muchas cosas. Y mi nombre es Avarelia, no Valeria. Es una de las pocas cosas que ella pasa por alto.

Cold as stoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora