Capítulo 5: (...) Come on, get to know me. I dare you

29 3 3
                                    

Ava afirmó el cuchillo con la diestra y lo encajó en la superficie blanda que mantenía en el suelo con la izquierda, hizo una línea a lo largo con el filo y desgarró lo que se encontraba a su paso, llegando por fin a abrir la caja que encontró en su puerta. Sólo podía ser de dos lugares diferentes, de la sociedad Portel o de Vladimir.

Vincent y Vanilla estaban sentados a su alrededor y la abuela Gadia, en el sillón tras de ellos en una postura poco femenina con las piernas abiertas y un cigarrillo en la mano a pesar de los continuos regaños de Ava y su doctor.

Vanilla metió las manos en la caja con presteza y sacó una pistola de juguete enorme, de apariencia cara que era para Vincent, ella la aventó hacia atrás sin fijarse donde caía y continuó buscando.

- Oye, ten más cuidado Chocolate, es de colección.

- No me llamo Chocolate, así que ya callate- contestó Vanilla- ¿Qué es esto?- preguntó la niña con cara de desconcierto mientras sacaba una caja blanca y pequeña.

- No lo sé- dentro había un par pendientes con piedras amarillas que formaban una flor.

- Es mío- dijo Gadia con su áspera voz sureña. Tomó la caja y la puso sobre su muslo mientras exhalaba una larga bocanada de humo.

Cada quien volvió a lo suyo, Ava metió la mano en la caja, sacando una paleta enorme. Antes de que protestara sobre la cantidad de azúcar que esta pudiera tener, Vanilla se la arrebató y corrió.

Buscó dentro de la caja y encontró un pequeño rectángulo de cerámica con un paisaje pintado en la tapa, la abrió y dentro se encontraba una llave dorada pequeña insertada en terciopelo rojo, Ava la tomó y la giró.

De la pequeña caja comenzó a salir una música que llenó la sala de estar. Era una dulce y repiqueteante melodía. También había un sobre azul, el habitual, con la cantidad habitual y una carta.

Querida Avy:

Espero que estés bien, que no sientas la misma necesidad que siento de ir y quedarme porque es insoportablemente doloroso. Cada vez que me acuerdo de ustedes, especialmente de tu sonrojada carita de cuando eramos niños, tengo ganas de salir corriendo y dejar todo atrás. Pero precisamente por ustedes estoy aquí y aterrizo rápidamente en la idea. Muero de ganas de ver que tanto han crecido Vani y Vince. Tal vez puedan visitarme pronto.

Con todo mi amor

Vladimir

Pd. Salúdame a Gadia.

Ava guardó la carta en el buró, puso la caja de música en la repisa y se dejó caer en la cama con las manos a ambos lados de la cabeza.

- Vladimir- suspiró cerrando los ojos.

________________________________________________________________

Como era de esperar él no tenía nada que hacer en domingo. Tenía la laptop que le había regalado su tía Emmaline llena de música de décadas olvidadas, también poseía libros de autores muertos que había leído una y otra vez sin encontrarles un propósito claro.

Los pasillos interminables que se reflejaban en las paredes de su habitación con solo seis metros cuadrados y mirando a todos los clones de él igualmente aburridos, con ojeras amoratadas bajo sus ojos una y otra y otra vez.

5:30 a. m.

Comenzó a soplar uno de los mechones de su cabello algo largo para él, no lo acostumbraba de ese modo. Tomó un plumón permanente y escribió su nombre en el reverso de la almohada, luego aventó el plumón y se tiró de vuelta en la cama.

Cold as stoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora