Dulce olor a chocolate

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- Estoy tan feliz de que estés aquí - dice Will, que todavía no se cree que esté ayudando a Hannibal a entrar en su casa.

Hannibal no ha dejado de sonreír desde que salió del que era su hogar y se dirigía a casa de Will. Está tan feliz que se pregunta si está soñando, Will con su mano sobre la suya arrastrándolo dentro. Vivirá con él y el tiempo dirá si esto tiene futuro. Hannibal, sinceramente, espera que sí.

- ¿Qué tal con....?

- Todo lo mal que cabía esperar - responde Hannibal -. Como suponía no lo va a poner fácil.

Llegan al comedor y Will se sienta, todavía agarrando su mano.

- Además de apoyo moral, ¿hay algo que pueda hacer?

- No, te lo agradezco. He de alquilar una furgoneta para poder llevarme mis cosas - señala la maleta -. Ahí apenas he podido meter lo justo para un par de días.

- No te preocupes. Saldremos adelante juntos.

Will lo dice totalmente en serio. Después de lo que le ha hecho a Hannibal está dispuesto a todo para redimirse. Ama a este hombre  y se siente más que afortunado por haber sido perdonado. De haber estado en su lugar....mejor no pensalo.

- He hecho chocolate - dice Will -. Sé que no es tu favorito, pero a estas horas y con lo nervioso que estás, he pensado que sería lo mejor.

Hannibal acaricia el rostro del joven, que cierra los ojos ante el contacto. Esos ojos azules como el cielo que ahora son compartidos. 

- Gracias por dejarme venir aquí, Will. Espero no ser una molestia. Si quieres que me vaya en algún momento no tienes más que decirlo. No me...enfadaré.

- Como vuelvas a decir algo así, sí que me vas a ver enfadado...doctor - y se empuja sobre Hannibal, cayendo ambos en el sofá. 

- Will...Will... escucha. La herida....

Will besa su cuello y sube hasta su oreja.

- Lo sé. No voy a hacerte daño. Nunca más - la besa -. Hay otras maneras...

Hannibal sonríe mientras las manos de Will desabrochan su camisa. El contacto físico entre ellos es tan necesario como respirar, lo ha sido siempre, desde que se conocieron en la cafetería de camino a sus respectivos trabajos. Después de todo lo vivido se necesitan mutuamente en ese sentido, como si sólo así fuesen capaces de expresar lo que sienten el uno por el otro. Hannibal le quita a Will la camiseta que lleva y los dos se quedan tan sólo con sus pantalones puestos.

- Eres perfecto - Will besa su hombro derecho - perfecto. Y mío - besa su clavícula.

- Tuyo - Hannibal acaricia su cabeza, notando su miembro que empieza a endurecerse.

La herida que tiene, la fisura, todavía es reciente. Lo que no significa que su pene no sea funcional. Will lo ve perfectamente cuando apoya la mano en su pantalón y masajea la zona, queriendo que Hannibal esté al máximo cuánto antes.

- Te deseo. Quiero que me folles, Hannibal. Lo necesito.

- Will..

- Confía en ti.

Las palabras de Will provocan el efecto deseado. Hannibcal jamás ha hecho esto con nadie, con Will sólo llegó a usar la boca, y la herida que ahora mismo le escuece le recuerda que fue Will quién le penetró, y no él. En ese sentido, todavía no ha pasado nada. 

Los besos de Will bajan por su abdomen y  la piel de Hannibal se estremece, está cada vez más excitado y acaba por suplicarle a Will que le quite el pantalón de una vez.

Monotonía (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora