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Toso repetidas veces mientras siento mi cabeza retumbar. Esta me duele a rabiar y estoy ardiendo. Me toco la frente notando como está más caliente de lo normal. Suelto un gemido que hace que la garganta me duela y me maldigo mentalmente al haber aceptado la idea de Martín. Si no mos hubiéramos puesto a bailar bajo la lluvia ahora no tendría este gripazo. Tapo mi cabeza con el edredón tratando de aminorar el frío mientras que no dejo de tiritar. Trato de mirar la hora por el móvil y me quedo casi ciega. Suspiro viendo como el reloj marca las cuatro y media de la mañana. Dejo el móvil en la mesita de nuevo.

-Oye Siri, llama a Javi.-Digo con la voz bastante gangosa.

La Siri hace lo que le pido y tras varios tonos escucho el gemido que suelta Javi cuando lo coge.

-Lara, son las cuatro de la mañana.-Refunfuña.

-Javi, ¿puedes venir a mi cuarto?-Le pido ya que me entero con el altavoz.-Creo que tengo fiebre.

-Voy anda.-Dice, de fondo se escucha como sale de la cama.

Corta la llamada y yo me giro incómoda tratando de aliviar un poco el dolor de cabeza que tengo. Varios minutos después Javi aparece con un termómetro. Se acerca a mí y toca mi frente como he hecho yo anteriormente. Se sorprende por lo que enciende el termómetro y me lo coloca deba de la axila.

-Tráeme el sobre de espidifen por favor.-Le pido casi llorando.

Me encuentro muy mal, me duele todo el cuerpo y la cabeza me va a reventar. Por suerte me traje varias cajas de eso porque es el único medicamento que me deja bien. Empieza a pitar y Javi lo saca mirando los grados.

-Tienes 39 de fiebre Lara. Déjate de tonterías y vámonos al medico.-Dice destapándome.

-No, tú tráeme eso y si mañana me encuentro igual vamos.-Susurro volviéndome a tapar.

Él suspira y desaparece para traerme un vaso con agua con el medicamento y otro solo con agua. Cuando este baja por mi garganta me escuece y quiero llorar. Me tumbo y trato de dormir otra vez. A la mañana siguiente Javi me despierta a las once y media pegando en mi puerta y trayéndome un desayuno.

-Muchas gracias.-Le digo viendo como este lo deja en mi escritorio y viene con el termómetro en mano.

-Vamos a ver cómo estás.-Acerca su mano a mi camiseta para bajarla y poder ponerlo debajo de mi brazo.

Al igual que anoche este pita y su sonido rebota en mi cabeza. Me siento muy cansada y apenas puedo mantener los ojos abiertos. Me enseña los números y de nuevo tengo fiebre.

-Vístete que cuando termines nos vamos al medico.-Dice dejando un beso en mi frente y saliendo de mi habitación. Apenas como porque mi garganta no me lo permite, mi estómago ruge y estoy un poco triste.

Me coloco el primer chandal que encuentro en mi armario. No tengo cuerpo para pensar un buen outfit así que cojo lo primero que veo. Busco pañuelos para poder sonarme la nariz y toso notando los mocos en el pecho. Me siento asqueada, no hay algo que me guste menos que tener mocos en el pecho.

-Toma ponte esto.-Dice Javi estando en la puerta.

Tiene un chaquetón en la mano y además de eso yo llevo un polar. No quiero rebatirle nada así que me lo pongo sin chistar. Ahora mismo no tengo ganas ni de vivir. Me agarro a su brazo para tener un poco de fuerza y no caerme y vuelvo a maldecir mentalmente a Martín. El trayecto se me hace bastante largo y Javi ni siquiera parca bien cuando llegamos para entrar rápidamente a urgencias. Si no me hubiera puesto más veces así diría que me estaría muriendo porque no es normal como me siento. El médico nos atiende poco después y tras hablar con él y que me mirara la garganta y me tomara la temperatura me manda una serie de pastillas. Además, para que me encuentre un poco mejor me manda un medicamento intravenoso. Así que ahora tenemos que esperar a que me llamen para que me pinchen en el cachete del culo. Y no es que sea muy doloroso pero después se me duerme y me molesta. Apoyo mi cabeza en el hombro de mi amigo casi llorando.

Limerencia. - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora