Tracy¿Cuándo le puse ese sonido a la alarma? No, no recuerdo haber puesto alarma anoche. Entonces qué...
Me toma un rato darme cuenta de que el sonido que escucho es el de un puño golpeando la puerta. Las cortinas cerradas hacen que casi no entre luz, así que no puedo tener una idea de la hora.
Voy a tientas de la cama a la puerta porque no he terminado de despertar y los párpados me pesan demasiado como para tenerlos abiertos. Gracias a Dios que no hay nada en el suelo con lo que pueda tropezarme.
—¿Quién es? pregunto.
—Pamela.
Abro la puerta solo un poco, apenas lo suficiente como para dejar ver la parte superior de mi rostro y hago un esfuerzo por abrir los ojos.
—Hola —saludo.
—Lamento despertarla.
—Está bien —bostezo—. ¿Qué hora es?
—Las diez menos cuarto.
—¡¿Las...?! Santo cielo, con estas cortinas uno no se entera de nada.
Me paso una mano por el rostro, intentando que eso me espabile.
—Vengo a dejarle esto. El señor me dijo que se lo entregara.
—Gracias. —Extiendo la mano para tomar la bolsa.
Solo puedo pensar en lo que le comenté a Dereck anoche. Mi director de cine favorito consiguiéndome ropa.
Cosas dignas de recordar.
—Espero que sea de su talla.
—Aunque no lo sea no creo que mucha gente se entere —río y le agradezco una última vez antes de cerrar la puerta.
Voy a la cama y vacío el contenido de la bolsa. Hay dos vaqueros de diferentes tallas y una blusa blanca tan fina que transparenta. Puedo ver mi mano del otro lado, lo que hace que la idea de que Dereck lo haya elegido queda descartada. Seguro se lo pidió a alguien.
Reviso que no se me haya quedado nada en la bolsa y encuentro unas braguitas blancas de algodón debajo de uno de los pantalones. Tendré que usar el mismo sostén de ayer si no quiero mostrarle mis pezones a todo el mundo. Bueno, se han visto cosas peores.
Entro al baño y lo primero que me recibe es mi reflejo desnudo, excepto por las bragas. Hay un cierto placer en dormir de esta manera, solo que los que duermen con ropa o en pijama nunca lo sabrán.
Me meto a la ducha y termino de desvestirme mientras enciendo el agua tibia.
⊰✩⊱ ⊰✩⊱
Camino hacia el único lugar de la casa que se puede decir que conozco: la oficina de Dereck. Anoche, cuando me pidió que buscara los papeles en los que habíamos estado trabajando, no pude evitar curiosear un poco, lo admito. Encontré algunas gavetas llenas de viejos libretos y una puerta anexa que no había visto en mi visita anterior, pero que se ha convertido en la cosa más bella que he visto en mi vida hasta ahora.
Descubrí un saloncito bastante íntimo, con las paredes llenas de estantes repletos de cintas de grabación.
Es claro que en estos tiempos cualquiera guardaría las copias de sus películas —supongo que eso eran— en un CD o en un pendrive, pero bueno, no creo que dé el mismo placer visual que esa habitación. También hay una pantalla blanca, que estaba plegada cuando eché un vistazo rápido. No podía quedarme mucho tiempo porque... bueno, se supone que era un viaje rápido.
Pero espero en algún momento ver alguna película allí. Nada cuesta soñar.
Justo cuando voy a tocar la puerta de la oficina, esta se abre y Dereck aparece con no muy buena cara.
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¡Yo me opongo!
RomanceDereck Hartwell es, en definitiva, uno de los mejores directores cinematográficos de la era. O por lo menos eso dicen sus cuatro estatuillas del Oscar a Mejor Director. Su cara sale en todos los periódicos, ha sido la portada en cientos de revistas...