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Tenia los oídos tan aturdidos que apenas podía moverme; recuerdo caminar entre la maleza sosteniendo el arma firmemente pero sin saber a dónde ir.

Habíamos invadido campamento enemigo por la noche, nos llevamos a varios pero no contábamos con el refuerzo que llegaría por la madrugada; de buenas a primeras todo se llenó de humo, disparos y sangre.

No había trincheras, solo maleza alta en dónde nos escondiamos para disparar o para recargar las armas y volver al ataque.

Yo había asesinado a tres, todavía tenía parte de sus entrañas en mi camisa cuando vi a uno de los míos caído, pero vivo.
Corrí hacía él porque no parecía poder levantarse, de nosotros quedaban pocos y teníamos que cubrirnos, así que corrí y corrí pese a las granadas explotando y dejándome sordo, sentía que mi cuerpo no era el mio, se movía solo, mi cabeza estaba llena de aire y solo podía ver a mi compañero que acorde yo me acercaba podía notarlo destrozado, su cuerpo estaba cortado por la mitad pero seguía vivo, y yo no quería que muriera así.

Corrí todo lo que pude y estaba tan cerca, realmente cerca, eran solo algunos pasos más hasta tomar su mano, pero no pude, una granada explotó cerca mío, no sobre mí, que al final de cuentas hubiese sido mejor asi, si no a centímetros.

mis ojos solo podían ver colores, eran como destellos de todos los colores bailando ante mí.
en mis oidos había un silencio total, era como si la guerra hubiese terminado y me encontrara solo en medio de la nada.

Perdí el equilibrio y la caída fue estúpidamente lenta, a escalas, y cuando llegué finalmente al suelo cerré los ojos y me sentí en casa, era como tener ocho años de nuevo e irme a dormir, se sentían las sábanas suaves, las mantas calientes y el sueño acostandose en mis párpados.

No sé si habré creído morir, de seguro lo deseaba, estaba miserable, famelico, débil y herido, aunque no sabía dónde, mi cuerpo parecía el de alguien más.

Abrí los ojos acostado en la hierba y pude ver el cielo, estaba azul oscuro, daba un poco de miedo.
me esforce por pensar en mis seres queridos, era como si la escena final no llegara y me la fabricara yo.

De lejos escuchaba helicópteros, aturdian pero al menos sabía que no estaba sordo.

Alguien vino a mi,no vi su cara, era otro soldado que sujetaba mi cabeza y me hablaba cosas que yo no lograba escuchar.
Sentí a alguien tocando mi cuerpo y hablando con el otro soldado, hablaban de mí.

Yo tenía la garganta muy seca, pero por fuera de eso no sentía nada más.
entre los dos me llevaron a un árbol y me recostaron allí.

Una vez ahí reconocí a uno, era el pelirrojo,el tal Dave, que siempre parecía muy asustado, aunque todos estábamos asustados.

-voy a ayudarte-dijo rompiendo a tirones su camisa

yo veía todo como en un sueño, a través de una cortina de humo, pero ese sueño se transformó en una pesadilla, aunque quisiera asegurar que esa fue la peor de todas las que he tenido.

Dave cortó su camisa en tiras y con ellas empezó a hacer un torniquete.
hasta ese momento creía que estaba herido gravemente, pero no era así.

La granada que había explotado cerca mío se llevó la mitad de mi pierna derecha, desde la rodilla hacía abajo ya no había nada.

ese fue mi último dia en la guerra, al menos de una forma física, porque la guerra ha vivido en mí mente desde entonces.

TrincherasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora