4

106 11 37
                                    

De nuevo en campo de batalla.
sabíamos que los estadounidenses habían avanzado y lograron llevar refuerzos desde un helicóptero que intentamos, inútilmente, derribar.

Yo estaba en trinchera junto a ese tal Alex, un gordito que se agitaba en cada movimiento y un tipo muy alterado que no dejaba de llorar y pedirnos que sí moría le dijéramos a su madre que lo había intentado.
El panorama no podía ser más desolador, el cielo se había vuelto completamente gris, llovía intensamente y el agua comenzaba a formar lodo con la tierra de la trinchera; Sin embargo estaba todo muy tranquilo, al menos no estallaban granadas, cuándo lo hacían cerca mío mis oidos quedaban sepultados por el calor y la sordera durante horas.
Tenía frío, hambre, estaba cansado y seguía preguntándome cuándo iba a volver a casa, quería cumplir con mi misión allí y volver, solo quería volver.

Una bala alcanzó al tipo nervioso que lloraba. Vi como su cabeza se partía al medio en un segundo y la sangre mojó mi cara,lo salpico todo.

-bueno, ahora vamos a estar en paz-dijo Alex, que aunque siempre era inoportuno nunca perdía la oportunidad de intentar ser el comediante del pelotón.

Desde las otras trincheras lograron avanzar, llegaron hasta la zona pantanosa olvidando la cantidad de minas ocultas que habían allí, supe más tarde que ese día hubo un récord en heridos dentro de la enfermería.

Cuándo llegó la noche, debíamos tener más cuidado que nunca, sabíamos que en la guerra no había códigos y el enemigo estaba siempre allí, en los árboles, detrás de los arbustos, entre la niebla y el olor a pólvora u oculto en el fango.

A mi me tocó la primera vigilancia, mientras todos dormían, tanto Alex,un tipo llamado Paul,un tal Mike y algunos más montamos guardia.
Lo único bueno de mis días de servicio eran esas noches, es decir, el peligro estaba ahí y estaba más expuesto que de día porque no había trincheras ni soportes, era yo el soporte de los demás, pero me gustaba el silencio, era solo yo, con mis botas enlodadas, mi casco, el torso al aire libre y mi escopeta cargada, claramente todavía no tenía la mente tan  nublada por los recuerdos de la guerra, ahora es distinto, por las noches no puedo dormir, cerrar los ojos es revivir ese infierno una y otra vez, pero por aquel entonces no había tiempo para los traumas y las secuelas.

Dejé por un momento la escopeta contra un árbol y encendí un cigarrillo, fue entonces cuándo escuché voces intentando no ser notadas, como si fuesen dos personas hablando en susurros.
tomé la escopeta con el cigarrillo entre los labios y avance siguiendo el murmullo y fue entonces cuando noté dos siluetas plasmadas contra los arbustos.
Me escondi detrás de un árbol y apunté, listo para disparar en cuánto la luz de la luna me permitiera ver con claridad quienes eran.
En ese instante vi claramente que uno de ellos era Liam, estaba de espaldas y tenía las manos sobre el otro tipo.
Bajé la escopeta e intenté escuchar, el otro no parecía ser Noel, era algo más alto.
Fue en ese punto cuándo, indudablemente, me di cuenta de lo cerca que estaban, eran los dos quiénes se tocaban y hablan cerca, hasta podía asegurar que estaban a punto de besarse.
No pudieron hacerlo, se separaron en cuánto la luz de una literna los iluminó.

Alex, que no me había visto, los estaba apuntando mientras los iluminaba.

-¿que carajo haces? ¡apaga eso!-le gritó Liam cubriendo sus ojos con la mano

Miré al otro tipo y descubrí que era Damon, que también se tapaba la visión de la luz

Alex apagó la linterna y bajó el arma, pero Liam estaba enojado, se acercó hasta él en la oscuridad y empezaron a pelear.
Damon me vio y yo salí de mi escondite, estaba confundido y cansado, no me iba a meter en la pelea, así que empecé a caminar volviendo a mí lugar de custodia, pero Damon me siguió

TrincherasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora