No dormia casi nada, dormir era imposible, despertaba muchas veces por la noche totalmente mojado de transpiración, gritando asustado y entonces no podía seguir, mi día empezaba de noche.
Solía sentarme en la entrada de casa y tomaba café, veía las luces y colores del cielo ir cambiando mientras el barrio se despertaba.
Aquélla mañana, sin embargo, tenía un olor distinto, porque entre mis manos tenía algo más que la taza de café.Hacia varios meses que recibía cartas de Damon; al parecer él estuvo fuera del país y al volver, me buscó.
yo nunca le respondía porque no tenia nada que decirle, no iba a tener una amistad por correo con él.
Sin embargo, fue la última de sus cartas la que me obligó a sentarme en el escritorio y responderla.
En ella me decía que iba a viajar a Londres y que quería verme, que no iba a presentarse en mí casa si yo no estaba de acuerdo, que esperaría mi respuesta y que de lo contrario, no pasaría.Escribí en papeles de carta que posteriormente abolle y tiré a la basura, quería verlo, queria no verlo, quería saber todo de él y quería olvidarme de él para siempre.
Finalmente le dije que estaba bien, que podía venir a verme, pero no en casa si no en el hotel, y entonces,con la taza de café en una mano y la carta de respuesta en la otra, marque mi destino.
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El día en que Damon y yo nos volvimos a ver, dos semanas después de responderle,tuve una mañana particular.
había dormido un poco más y desperté solo con la alarma sonando.
Anna preparaba el desayuno y mientras me cepillaba los dientes me miré al espejo.En muchas ocasiones, detrás de los espejos, podía ver algo.
eran soldados, de los nuestros o los enemigos; claro que eran alucinaciones mías, pero no por eso era menos aterrador, tenía que cerrar los ojos y aferrarme a las paredes intentando convencerme de que no era real.Bajé y desayuné con ella escuchandola hablar de una feria que habría allí el fin de semana mientras en realidad intentaba adivinar de que soldado se había tratado esa mañana
-y pensaba que hoy cuándo vuelvas podemos ir a casa de mi hermana y ayudarla con...
-¿nunca me escuchas vos, Anna?
Anna era tan pequeña y delicada, muchas veces ni siquiera necesitaba levantar la voz para hacerla escogerse. Yo jamás le tocaría un pelo, pero casi nunca podía controlar mi temperamento
-oh...viene el de la guerra...lo olvidé
Bebí el café de un trago y me puse de pie
-voy a tomar algo con él, seguro llegue tarde-le dije antes de besarla-si te quedas de tu hermana dejame una nota
Cerré la puerta y subi al auto sin volver a mirarla, me sentía la peor persona del mundo.
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Llegué al hotel y el tiempo se volvió de arena, era pesado, lento, y el hecho de que estuviese lloviendo y no haya mucho movimiento no ayudaba.
Esperé a Damon una eternidad, era casi la hora de salir cuando la puerta se abrió y entonces entró él.
Era cómo si el tiempo no hubiese pasado, era el mismo enfermero que yo recordaba, menos delgado y con más barba.
Sonrió en cuánto me vio y se acercó a la recepción al tiempo en que yo salía de ella para poder abrazarlo.
Nos abrazamos sin decir nada y fue él quien se separó para apoyarme las manos en los brazos y palparlos, me miraba a los ojos y fue la misma sensación de cuándo lo vi por primera vez, parecía que podia ver adentro de uno