5 relatos breves de terror para NO dormir ...de tanto Reir!

Nacho, vampiro de día y reinona de noche

Nacho de Día: El vampiro albino

Os presento a Nacho. Las malas lenguas dicen que es un vampiro. Otros dicen que es un tipo extraño, sin más. Aunque Nacho siempre ha sido diferente. 

Desde pequeño, sus padres notaron que algo no estaba del todo bien con su piel. Era demasiado pálida, incluso para un albino. Con el tiempo, se dio cuenta de que su aspecto llamaba la atención allá donde iba, causaba sorpresa, al principio se molestaba pero luego usaba esa peculiaridad en su favor. Y Nacho no se dejaba amedrentar por las miradas de la gente. Si algo tenía claro era que él no era como los demás, y eso le hacía especial.

- Oye, Nacho, ¿cómo va todo en el club? - pregunta Sara mientras pasean por La Rambla

- Bien, bien, como siempre. Aunque la clientela es cada vez más rara. El otro día un flipado se metió a saber qué, y quería prenderse fuego en el local, decía ser mago y que era todo un truco,  te lo puedes creer? Lo apagamos cuando se quemaba un brazo y gritaba como un loco, la lió parda el muy capullo 

- Siempre con tus líos nocturnos, eh! ¿Nunca te cansas de eso?

- Nunca, es lo que me hace sentir vivo.

De repente, notaron que algunas personas los miraban fijamente. Nacho se incomodó, y aunque estaba habituado, le molestaba no poder ir tranquilo sin ser objeto de miradas, más en una ciudad tan cosmopolita como era la Ciudad Condal, la bella Barcelona, llena de extraños individuos con mil tatoos, colores de pelo y extraños vestuarios.

- ¿Qué pasa, Nacho? ¿Por qué nos miran así?

- No sé, tal vez sea mi aspecto. Ya sabes que siempre me pasa. - respondió hastiado.

De pronto Nacho se giró hacia los curiosos.

- ¿Qué pasa, chicos? - se dirigió a los turistas que les miraban - ¿Nunca habéis visto a un vampiro albino por el día? - dijo levantando los labios mostrando sus afiliados dientes.

- Nacho, siempre te gusta llamar la atención - rió Sara.

- Claro que sí cielo, hay que aprovechar lo que la naturaleza nos da.- se giró  de nuevo hacia los transeúntes - ¿Qué os parece? ¿Soy el nuevo atractivo turístico de la ciudad? - les increpó.

-Eh, sí, supongo que sí. - respondió el transeunte más cercano con cierto temor.

- ¿Supones bien? Siéntete libre de sacar una foto, no cobro derechos de autor. - rio Nacho - Por ahora...

- Pero hablando en serio, Nacho, ¿alguna vez te ha preocupado la gente que te mira o te señala por la calle? - le dice Sara mientras lo arrastra a seguir su camino y olvidar a los mirones.

- No, la verdad es que no. Siempre he sabido que soy diferente y lo he aceptado. Además, me encanta ver las caras de sorpresa de la people. Es como si les recordara que hay cosas en el mundo que no pueden explicar.

-Eres un misterio andante, Nacho. - sonrió de nuevo Sara agarrándose a su brazo.

- Exacto!  Soy un misterio. Y eso me hace aún más glamouroso. - sonrió cautivador - Además, ¿quién sabe? Quizás algún día la ciencia descubra por qué soy un vampiro albino que no teme al sol y me haga famoso. - exclamó en alto hacia los transeuntes.

- ¿Un vampiro? ¿De verdad? - dijo un niño de unos 5 años que oyó el comentario y se cogió a su madre.

- ¿Acaso tienes alguna otra explicación para mi piel tan blanca y mis colmillos tan afilados? - dijo Nacho guiñando un ojo a la madre y mostrando su dentadura al tiempo que seguía caminando con su amiga.

- Te has pasado Nacho - le increpó Sara riéndose - Oye! si fueras un vampiro me lo dirías no?

Pero Nacho no contestó y cambió la conversación con alguna anécdota de su trabajo.

Nuestro vampiro albino de 25 años vive en un piso compartido en el barrio del Raval de Barcelona. Sus compañeras de piso son dos chicas jóvenes, Marta y Luz Dari, que siempre se han sentido atraídas por el aire misterioso y exótico de Nacho. Él, por su parte, les tiene un gran cariño, aunque a veces no entiende algunas de sus costumbres, son latinas y él hijo de emigrantes maños.