XXV

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¿Recuerdas cuando decía que un huracán no era buena compañía?
Cuando hable de tu corta edad y como la ansiedad se apoderaria poco a poco de nosotros?
Hice que te pusieras de rodillas una y otra vez, me creí cada palabra de amor que decías mientras tus rodillas aún estaban apuntando a la tierra.
Puse tu mundo al revés,desordene tus pensamientos , moví cada plan y los acomodé a los míos.
Olvidé que todo en exceso es malo, que me ahogue yo misma y te solté o te soltaste, la verdad es que no lo recuerdo muy bien, solo se que una mañana desperté y me sentí vacía, tu voz no golpeaba mi mente.
Corrí a nuestro lugar seguro y tampoco estabas allí, pregunté a desconocidos por tu paradero, nadie supo decirme nada.
En algún punto me pregunte si te había inventado, me dije que no, que aún quedaban esos detalles que tú llamabas amor, los tenía en mi cofre, lleno de tus notas.
Entendí que aunque intentabas acomodarte a mi, a mis no, a mis no sé, simplemente a mi alma inquieta yo te metía más a mi corazón. Hubo un alto en esa línea.
Desperté tarde para valorarte pero lo suficientemente temprano para sentir.
Bueno, quizá ninguno de los dos nos mentimos, yo predeci caos y tu salvación.
El final ya no importa, porque no somos, pero mi pequeño amor, te deseo un amor fuerte, independiente y que día a día se renueve.

Por si me lees Donde viven las historias. Descúbrelo ahora