LII

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Vete y no gires a mirar si esto me destruye.
Me convencí que un amor bueno te hace más libre de lo  que ya eras.
Que tus noches terminan a las diez o las tres si la luna nos hace compañía.
Que las mañanas empiezan con un beso en la frente y zumo exprimido.
Aprendí que alcanzaba una mirada de dolor para entender que algo quemaba por dentro.
Aprendí a sujetar sus manos mientras hablaba desde el corazón, mientras escuchaba sin mirar el reloj.
Supe que, amor era que el abdomen doliera de tanto reír y no de tanto llorar en silencio.
Empecé a escuchar el estallido de copas mientras algo se calentaba en la cocina
Y era un abrazo a mí alma girarme a verle y ver qué él llevaba minutos adelantado.
Yo, que era de inviernos y días húmedos, en sus brazos , en su boca encontré el verano que a mí corazón le hacía falta, el calor justo a mí piel .

Por si me lees Donde viven las historias. Descúbrelo ahora