2 INESPERADO

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El está a punto de subir al ring, su nombre ya está sonando a través del micrófono mientras la multitud se vuelve salvaje. -
¡Una vez más, damas y caballeros, Riptide!
Todavía no me he recuperado de verlo de cerca, y mi sangre ya lleva
todo tipo de cosas extrañas, burbujeantes y calientes. En el instante en el que sale trotando del ancho pasillo entre las gradas, con esa brillante túnica roja con capucha, mi pulso brinca, mi estómago se aprieta, y tengo una horrible y desesperada necesidad de huir de vuelta a casa.
El tipo es simplemente demasiado. Demasiado Alfa. Demasiada
masculinidad y pura bestia bruta. En conjunto, es simplemente como sexo
en barra y cada una de los presentes a mi alrededor está gritando a todo
pulmón lo mucho que quiere la merlo. Jungkook se sube al ring y va a su esquina. Se saca la túnica,
exponiendo todos esos flexibles músculos, y se la entrega a un joven rubio que parece estar ayudando a su calvo entrenador.
-¡Y ahora, les presento, el Hammer!
Hammer procede a unírsele arriba del ring; Jungkook sonríe
perezosamente. Su mirada se desliza directamente a la mía-y me doy
cuenta que sabe exactamente, exactamente, dónde estoy sentado esta noche. Todavía dándome ese gesto de "soy todo sonrisas", levanta un dedo en el aire hacia Hammer, y luego me apunta como si estuviera diciendo "Ésta es para ti".

Mi estómago cae.
-Mierda, me está matando. ¿Por qué demonios hace eso? ¡Es tan
jodidamente alfa que no puedo soportarlo!
-¡Tae, contrólate! -siseo, luego me vuelvo a sentar débilmente en mi silla, porque también me está matando a mí. No sé qué quiere de mí, pero estoy amarrado en nudos porque jamás imaginé que querría algo tan sexual y personal de él.
El vergonzoso recuerdo de pararme cerca de él sólo minutos atrás
barre a través de mí, pero la campana suena y me saca de mis pensamientos.

Los luchadores van pie a pie, y Kook amaga hacia un lado mientras que Hammer se balancea estúpidamente, siguiendo el ridículo movimiento. Una vez que el costado de Hammer parece abierto, Jungkook va hacia él desde la izquierda, golpeándolo en las costillas.
Rebotan separándose, y Jungkook actúa arrogante, amagando y
molestando a Hammer. Se vuelve hacia mí, apunta a Hammer, luego a mí de nuevo antes de golpearlo con tanta fuerza que el tipo rebota en la red detrás de él, cae de rodillas, y sacude la cabeza para levantarse otra vez.

Mis músculos sexuales se aprietan cada vez que golpea a su oponente, y mi corazón se oprime cada vez que el oponente devuelve un golpe.
Durante la noche, él pasa a través de muchos luchadores. Cada vez que es declarado victorioso, me mira con esa sonrisa engreída, como si quisiera que sepa que es el hombre dominante aquí. Mi cuerpo entero se sacude mientras observo su cuerpo moverse, y soy incapaz de dejar de fantasear. Imagino sus caderas ondularse sobre mí, su cuerpo dentro del mío, esas grandes manos tocándome, piel contra piel. Durante los últimos
rounds, lleva una mirada decidida en su rostro, y su cuerpo jadea con
esfuerzo y brilla con sudor.
De repente, jamás he deseado tanto algo en mi vida. Quiero volverme loco. Saltar en una cuerda elástica. Correr a toda velocidad otra vez, incluso si es sólo en el sentido literal.

Todas esas citas que jamás tuve porque estaba entrenando para algo que jamás pasó. Viajes que jamás hice por miedo a romperme un hueso que eventualmente terminó roto de todas formas. Nunca beber. Mantener mis notas altas para poder correr.
Jungkook Jeon es todo lo que nunca, jamás he hecho, y tengo un condón metido en mi bolso y de repente sé exactamente por qué lo puse allí. Este tipo es un luchador. Quiero tocar este hermoso pecho y quiero besar esos labios. Quiero tener esas manos en mí. Cuando sienta esas manos en mí, probablemente me venga en el momento en que se empuje dentro de mí.

Estos son los preliminares de sexo más intensos que jamás he sentido, y de repente quiero que sea más que un preliminar. Quiero que pase esta noche. Cuando gana por la décima y última vez, siento sus ojos en mí
nuevamente, y sólo puedo devolverle la mirada, dispuesta a darle entender que lo deseo. Él me sonríe, todo sudoroso y engreído con los ojos azules brillando y hoyuelos a la vista. Agarrando la cuerda en la cima del ring, sencillamente desliza su cuerpo por encima de ella, y aterriza
elegantemente en el pasillo junto a mí.

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