El mes pasa mucho antes de lo que me espero. Aunque tengo pesadillas todas las noches, ahora no me paso los días temiendo la ira de mi padre. Los moretones que me causó en su último arranque de ira ya han sanado definitivamente, y las cicatrices de los golpes de cinturón quedarán ahí, pero están dejando de doler.
Mientras tanto, hago mi vida con la familia Portman de manera agradable y sin altercados. Jacob sigue acudiendo a la consulta del doctor Golan, pero éste se rehúsa a verme. La excusa que puso es que yo estaré bien, no necesito hablar nada. Lo único que debo hacer es seguir tomando mis medicaciones y seguiré perfectamente.
Tengo la impresión de que no quiere verme y francamente, el sentimiento es mutuo. Todavía me da mala espina, y no se me ha quitado de encima esa terrible sensación de que tiene algo que ver con todo este asunto de las muertes de mis padres y la del abuelo de Jacob. No estoy segura de que sea así, pero lo cierto es que mi intuición rara vez falla.
Partiremos hacia el mediodía en dirección a Gales, y yo miro si lo he metido todo en las cajas. Estoy preparada para una última mudanza, me iré a vivir definitivamente con mi hermano. Por fin volveremos a estar juntos, y en un lugar que, según dicen sus cartas, es perfectamente seguro. Lo cierto es que tengo muchas ganas.
Por ahora, estoy desayunando con Jacob. Se ha hecho costumbre para ambos, me parece, desayunar juntos. Siempre en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos, pero con la compañía del otro. Se me va a hacer difícil quitarme esa costumbre, creo. Lo cierto es que soy mucho de la rutina. Pero seguro que a Víctor no le importará desayunar conmigo. Intentaré no echar en falta un lugar en el que jamás he querido estar.
Aunque supongo que la cosa de establecerte en un sitio, es que a pesar de que te desagrade, al final terminas conociendo a gente maravillosa y viviendo momentos igual de maravillosos. Y por eso no puedes sacar ese lugar de tu corazón. Supongo que por eso nunca he podido sacar Cairnholm de mi corazón, aunque solo tenga un pueblucho y muchas ovejas. Hay gente maravillosa y tengo recuerdos maravillosos, y de ahí mi deseo de volver. Nunca he conseguido sacar mi hogar de mi corazón ni de mi mente.
El mediodía llega a toda leche. El vuelo en avión se hace rápido, y muy pronto estamos llegando, en barco desde Inglaterra, directos hasta la isla grande y después hasta Cairnholm. Se me escapan las lágrimas al volver a ver ese hermoso montón de pedruscos que siempre ha sido mi hogar. Mi casa. Al fin estoy en casa.
Ese montón de pedruscos en el que viví los mejores años de mi vida. Esa isla paradisíaca en la que nunca sufrí, en la que no conocí la preocupación. Ese lugar donde mi corazón se refugiaba después de cada decepción. El lugar que siempre al que siempre podré volver, después de cada fracaso, para reponer fuerzas y volver a intentarlo.
Estoy en casa, y voy a poder volver a ver a mi hermano, por fin. Hace más de trece años que no le veo, pero eso ya no importa, porque hoy vamos a reencontrarnos. Bajo del barco cargada con una única caja. Las dos cajas en las que estaban tanto mi arsenal como mis medicamentos las envíe por correo, y ahora solo cargo con la caja de la ropa.
Hay alguien en el muelle. Mi mente va directamente a la foto más reciente de mi hermano. Prometió esperarme en el muelle. A pesar de todos estos indicios, tardo un momento en reconocerle. Aún después de darme cuenta de que volvemos a estar cara a cara, tardo en reaccionar.
Lloro con más fuerza y corro hacia él. He crecido mucho desde que me fui, pero Víctor ha crecido aún más. Cuando nos vimos por última vez, teníamos la misma estatura. Ahora, apenas puedo poner mi cabeza con comodidad en su hombro. Noto que mi hermano también está llorando de la alegría. Y no me parece para menos: por fin volvemos a vernos.
—Helena —murmura, separándose de mí.
La caja de mi ropa ha quedado en el suelo, pero no me importa. Sonrío, y mi hermano también lo hace.
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Peculiaridades (Enoch x OC)
FanfictionHelena nunca había sido una chica normal. Ella era peculiar, al igual que su hermano, al igual que su madre. Helena poseía el don de obtener para siempre la peculiaridad de cualquier persona que tocase. ¿Si esa persona tenía sueños proféticos? Helen...