- 3 - Ups

31 7 7
                                    

Je te laisserai des mots - Patrick Watson.

Me removí en mi lugar. Estire mis piernas y brazos por el acolchado, sintiéndome plenamente aliviada.

Frunzo las comisuras de mis labios.

Un momento. ¿Por qué tiene diferente textura? Este es más sedoso, el otro era más suave y me obsesionaba con eso. Al abrir los párpados acentúe mi ceño fruncido: Abby y Eloísa tenían las cabezas asomadas por mi periferia. Yo estoy boca arriba, como siempre al dormir. Mi mejor amiga me decía que parecía un vampiro durmiendo en su ataúd, con las manos en el pecho y durmiendo en "decúbito dorsal", que palabras más raras usaba.... oh, la extraño bastante.

—¿Dormiste en la cama de Ruffian? —pregunta Eloísa.

—¿Ah....?

—Él te trajo aquí. —Abby subió y bajo las cejas, maliciosa—, en sus brazos, como a una princesa.

—Mhm.... —Multiplique mi ceño fruncido al ver que aún era de noche.

La niña de ojos esmeralda levanta la vista y le responde a mi hermana.

—En realidad, la trajo sobre su hombro como si fuera la bolsa con comida para los caballos.

La rubia pone los ojos en blanco.

—Bueno, pero hay que agregarle un poco de romanticismo.

La pequeña lo piensa un poco, hasta que resuelve asintiendo varias veces con la cabeza.

—Las escucho —digo, con notable somnolencia. Recuerdo lo que quería saber— ¿Qué hora es?

Eloísa busco en los bolsillos de su vestido. Saco un reloj.

—Faltan cuatro minutos para que sean las seis de la mañana.

—¿Qué?

Abby me puso una mano en la boca y con la otra un dedo en sus labios.

—Shs.... Nimpi Dimpi e Ibone están durmiendo.

Con sus ojos verdes esmeraldas continuó estudiando el reloj.

Mi hermana señaló a mi derecha.

Cuatro sacos de dormir más, aparte del mío. En los dos últimos dormía el niño pelirrojo y una chica más o menos de la edad de Abby, es decir, dieciocho.

—Dos minutos —anunció Eloísa.

Aparte la mano de Abby.

—¿Por qué me despertaron tan temprano?

—¿A qué hora te dormiste? —Entorno sus ojos azules.

Lo pensé durante un momento.

—Bastante tarde. ¿Por qué?

Suavizó su semblante.

—Querida hermanita, te tengo malas noticias.

—La pesadilla entrara en cuatro segundos —informo Eloísa.

Me apoye sobre los codos.

—¿La pesadilla?

La puerta estalló en sorpresa, abriéndose de par en par. Tortalias se abrió paso por el carromato para gritar:

—¡HORA DE LEVANTARSE!

Un gritito, propio de una mujer, atravesó el carromato de lado a lado. Repare en que provino del pelirrojo, o sea, Nimpi. Eloísa no se inmutó, es probable que se hubiera entrenado a sí misma para este momento, lo note por su expresión orgullosa. Abby, en cambio, se sacudió de golpe y ahogó un grito con la palma de su mano. Yo di un brinquito casi imperceptible. Apreté los puños y dientes, tratando de calmarme. Segundos después.... todos comienzan a reírse de sus reacciones.

El Tren Délbalhia -Nacer-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora