𝕱𝖊𝖑𝖎𝖝
Un lobo.
Un cambiaformas.
Felix corrió por el bosque, tropezando con raíces y chocando contra ramas bajas y colgantes, siempre mirando por encima de su hombro para ver si el hombre —¡el lobo!— le seguía.
Chris.
Christopher.
Oh Dios, había dejado que un cambiaformas se lo follara.
Y había sido tan bueno, le susurró una vocecita engreída en la cabeza. Admítelo.
Mejor que tus fantasías más salvajes.
Mierda, sí. Eso era verdad. Sin embargo, eso no hacía que lo sucedido fuera menos terrible. Se había reído de los cuentos de Han, pero los shifters eran como el coco; aterrados, los humanos habían ayudado a ganar la Gran Guerra contra los Fae hacía tanto tiempo que las historias se habían convertido en mitos y leyendas. No eran menos aterradores que los escurridizos Fae, o las brujas y los vampiros.
Cuando Felix había imaginado su primera vez con un alfa — oh se había imaginado en los brazos de un alfa—, había sido con un hombre humano.
Pero seamos sinceros: rara vez había conseguido imaginar algo así. Apenas podía imaginar vivir con otras personas, vivir una vida normal, y mucho menos estar con un alfa. Ser amado por un alfa.
Dios.
Corrió con más fuerza, con una puntada en el costado y el corazón latiéndole con fuerza, hasta que dio con el sendero que conocía y lo siguió lo más rápido que pudo para salir del bosque.
No paró de correr hasta que salió de entre los árboles, e incluso entonces, se apresuró lo mejor que pudo, sin aliento y exhausto de vuelta a casa. Buscó la llave de la puerta sobre el dintel, abrió y entró a trompicones. La fría y vacía cabaña le recibió en silencio.
Cogió una manta y se acurrucó en la cama, escuchando el viento que silbaba fuera, golpeando las tejas de la casa. Nunca había pensado en lo silenciosa que era esta. Claro que a veces se había sentido solo, pero se había acostumbrado.
O eso pensaba.
Las imágenes inundaron su mente. Chan sonriéndole. Chan llevando a Felix por el bosque, protegiéndolo. Acostándolo sobre un lecho de juncos. Besándole. Complaciéndolo. Diciéndole lo sexy que era.
Durmiendo con él.
Se había sentido cálido y seguro y... agradable. Chan había sido amable, y la forma en que había sostenido y mirado a Felix... como si Felix fuera precioso.
No, no, tenía que dejar de pensar en el alfa. Dejar de pensar así.
Vale, así que había dejado que Chan se lo follara. Oh Dios...
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Rouge - ChanLix
Fanfiction⸙̭「-Abuelita, abuelita, que orejas tan grandes tienes. - Son para escucharte mejor...」