Jaemin seguía sin emitir sonido alguno, miraba asombrado y asustado al hombre frente suyo ¿Y si en realidad el demonio le hizo daño y esto era un delirio? No podía creerlo. El ente parecía muy convencido de sus palabras, el rubio se dejó convencer al igual que él.
─P-p-pero... Yo sólo e-estoy trabajando, señor─. Murmuró temeroso, sintiéndose estúpido por verse tan débil frente a un ser tan poderoso. Para Princeps él era una completa ternura.
─Entonces mis enviados no han sido del todo sinceros ¿Quieres saber la petición de ese hombre?─. Ajeno al temblor de Jaemin y su respiración entrecortada, el demonio parecía de lo más tranquilo.
En realidad, se estaba deleitando con la vista. El joven tenía un cuerpo de infarto, junto a un rostro hermoso que, en definitiva, lo hacía ver como un muñeco. Una pieza de colección muy bonita, no sólo eso, la cúspide de todo lo que alguna vez estaba buscando.
Jaemin negó, se supone que Princeps sabía y no era necesario usar palabras, el demonio asintió después de leer los pensamiento del humano.
─Ese hombre pidió que el honorable príncipe encontrara el alma que perdió hace quinientos años─. Princeps hablaba mientras poco a poco se iba poniendo de pie, hasta quedar frente a Jaemin. El rubio pudo notar que era muy alto y su cuerpo ancho, podría devorarlo.
El demonio sonrió ante el pensamiento de Jaemin, este último quería morirse y el sonrojo en sus mejillas fue suficiente para delatar su vergüenza.
─No te haré daño, Jaemin─. El menor asintió, necesitaba creerle.
¿Puedo saber tu nombre? Pensó, utilizando aquel recurso a su favor.
El demonio asintió con la cabeza, una de sus manos se dirigió a la mejilla del rubio para acariciarla, casi con devoción. ─Mi nombre es Jeno.
Jeno, el nombre sonaba mejor que su título. Jaemin lo repitió una y otra vez en su mente, como si fuese muy privado y confidencial, temiendo decir algo en voz alta. El demonio seguía repartiendo caricias en su mejilla, el menor pensó que quizás estaba usando una especie de magia para tranquilizarlo porque poco a poco sentía su cuerpo más pesado y sus ojos luchaban por no cerrarse, el sueño le invadió tan repentinamente como el cese del momento cariñoso.
─Debemos sellar el contrato.
Jaemin palideció, esa parte jamás la mencionaron y, para su mala suerte, el mismo Jeno lo sabía perfectamente. Era tan divertido ser un demonio, usaría eso a su favor.
Esta vez sus piernas no temblaron, el cuerpo de Jaemin actuaba gracias a la magia ejercida sobre él y Jeno sabía que no podía actuar de forma tan precipitada con él, tenía miedo de perderlo. No soportaría esperar otra vez. Las manos del ente se movían ágiles por los costados del muchacho, dejando un rastro rojo que desaparecía instantáneamente dejaba de tocar, Jaemin no sabía interpretar el placer que le causaba, pero anhelaba sentir más.
─Estoy leyendo tu mente, demasiado virgen ¿Besos con Haechan? Joder bebé, le faltas el respeto a Dios─. Jaemin palideció, estaba pensando de más.
Ajeno a lo que pensó, el demonio tomó con suma diversión que su pequeño fuese tan poco experimentado, esta versión suya era una total exquisitez y apenas se estaban conociendo. Jeno prestaba especial atención a sus reacciones, desde los pequeños suspiros hasta el jadeo que quedó atrapado en su garganta una vez sus labios se unieron, dando por iniciado un beso apasionado. Jaemin no sabía besar, pudo comprobarlo mientras devoraba aquella boca. Por la mente del pelinegro se repetían mil y un cosas ¿Esta vez podrían cumplir todos los planes juntos? Esperaba que sí, se negaba a esperar otros quinientos años por tener esa alma entre sus brazos.
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Our Lady of Sorrows ─Nomin.
FanfictionJaemin siempre tuvo el presentimiento de que algo estaba mal con él. Desde sueños caóticos hasta los rumores que crecían alrededor suyo, todos en el pueblo estaban de acuerdo en que él era hijo del pecado. Lastimosamente ni el creyente más fuerte no...