8

282 37 19
                                    

La noche anterior.

─¿Cómo te atreves a entrar así a la casa de tu señor, Dios?─. El hombre dijo.

El pelinegro quería reírse, esa debía ser una broma. Giró brevemente, apenas unos segundos en los que admiró la enorme figura de Jesús crucificado que estaba en medio del altar, el escultor había hecho un gran trabajo y debía admitirlo.

─Oye Doyoung ¿No te molesta que estos lugares representen a tu amadísimo hijo en su lecho de muerte?─. Pronunció en tono burlón, su dedo índice señalaba lo obvio mientras miraba al otro por sobre el hombro. Doyoung no pareció muy satisfecho de que su anterior serafín más preciado pronunciara su nombre de esa forma.

─Tonterías Jeno, sigo siendo tu dios y me debes respeto─. Exigió, pero el demonio sólo pudo reír.

─Tú no eres mi dios, solamente eres un payaso necesitado de atención.

Dios pareció enojado con su respuesta, pero decidió callar. Distinto a la imagen que sus creyentes tenían de él, Doyoung era un hombre guapo y bien cuidado, no aquel viejo de barba blanca retratado en algunas imágenes religiosas. La deidad caminó por aquel pasillo hasta llegar a Jeno, por sobre el hombro de este observó la cabeza del sacerdote y una pequeña risa escapó de sus labios.

─¿Sabías que esa era mi voluntad? Por eso era el padre de Jaemin, para que tú lo mataras.

Jeno alzó la ceja al escucharlo. ─Creí que ya no querías ninguno de mis servicios.

Doyoung siguió su camino hasta la sede, tomó asiento de forma despreocupada mientras miraba al pelinegro que se acercaba al altar para sentarse sobre este, justo al lado de la cabeza que parecía ser una ofrenda para Dios.

─Déjalo ir, Jeno.

Las facciones del demonio se endurecieron al escucharlo, jamás haría algo como eso.

─¿Para ti es un chiste dejarme esperando miles de años por conocer esa alma y que ahora me la arrebates cuantas veces quieras? Sabes que esto va en contra de la ley de las almas─. Le miró con una ceja alzada, no podía creer el cinismo.

Doyoung suspiró, después pasó una mano por su frente, lucía bastante cansado por esa situación.

─Ya han pasado como cinco vidas...

─Doce, Doyoung, esta es la doceava reencarnación de su alma. Si fallo esta vez, sólo me quedaría una última oportunidad y agradezco que no te metas en mis asuntos─. Dios asiente con la cabeza, después le sonríe a su enemigo.

─Esa alma nunca fue tuya y lo sabes─. Eso logró desatar la ira en Jeno.

Sin temor alguno, el demonio tomó por el cuello de su camisa a Doyoung quien no se inmutó ante la actitud explosiva de Jeno, en realidad, eso era lo que quería.

─Estabas tan enamorado de mí, Jeno ¿Quién lo diría?─. Su expresión era de total burla, el demonio atinó a apretar aún más la tela entre sus manos. ─Fue tanta tu devoción que te desespera no tener una parte mía para poseer.

─¡Lo prometiste! Dijiste que me amabas, que esa alma era tu parte más pura, que estarías conmigo por medio de ella ¡Eres un estúpido mentiroso!─. Jeno no quería verse afectado, pero el dolor acumulado por tantos siglos siempre le pasaba factura, más cuando Doyoung hablaba de dicha promesa como si fuese algo insignificante.

─Pues cambié de opinión, a quién le importa, rompiste una regla al cambiar el rumbo de esa alma.

Al final Jeno no pudo evitarlo, golpeó la mejilla de la deidad quien sólo sonrió de medio lado, muy entretenido con el demonio que poco a poco perdía la cordura.

Our Lady of Sorrows ─Nomin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora