Susan Killer.
—¿Entonces, Susan? ¿Por qué tanta sonrisa? —inquirió mi papá por tercera vez.
Agradecía que mis madres estuvieran hablando entre ellas y muy concentradas en la cena que estaban preparando. De momento, solo mis dos padres estaban hablándome y mirándome.
—Ya les dije que solo es un vecino. Ni siquiera somos amigos.
—Mamá… —Kiler entró a la cocina.
Estuve a punto de sonreír para recibirla, pero no pude hacer eso. El líquido en sus manos era inconfundible.
Sangre…
—No… —susurró mamá Carzy.
—Calma —le pidió mi papá, luego miro a Kiler—. Nena, ¿Qué pasó? ¿Dónde te ensuciaste?
—Él no parece bien.
—¿Dónde está Melley? —preguntó mi mamá, porque solo faltaba él entre la cocina o la sala.
Ella no esperó respuesta y corrió para subir al siguiente piso; tropezándome por detrás.
—¡Carajo! —gritó mamá Agnés, quien no había notado nada hasta ese momento. Tomó silencio y se cubrió la boca porque Kiler se sobresaltó y luego actuó con nerviosismo—. ¿Qué pasó, Kiler?
—Ha… salido de las manos de Melley y.… de su camisa. ¿Fue indebido, mamá?
—Susan. Lávala —me ordenó papá Marley, porque papá Anegan ya había subido las escaleras con el resto. Y mamá Agnés no tardó en irse también.
—¿Pasó algo raro? —le pregunté en un murmuro de complicidad.
—No lo sé. Tenía las manos sucias de pintura. Melley. Él me dijo que me fuera rápido.
—Solo pintaba —susurré para ella, y luego lavé sus manos de manera temblorosa, porque no sabía qué era lo que estaba pasando arriba.
—Uh —Kiler suspiró, mirándome con una sonrisa—. Creí que estaba pasando algo que no debía de pasar.
¿Por qué era tan buena y tan inocente?
No quería sonar cruel, pero si yo estuviese en su lugar, hace tiempo que habría dejado todo esto; incluida la familia. Pero ella era distinta, iba a vivir una mentira durante mucho tiempo y cuando se enterara solo iba a quejarse y hacer lo mismo que nosotros. No quería ni imaginarme qué iba a pasar con ella cuando estuviera más grande y más madura.
Quizá el mundo que le venía no era tan malo, porque a pesar de todo, yo ya quería empezar a hacer lo que hacía antes. Extrañaba los planes. Matar a personas malas mientras escuchaba sus súplicas y sus perdones. Correr sobre rocas y escombros para atrapar a los que intentaban huir de mí. Extrañaba la adrenalina. La emoción de un plan perfecto.
Extrañaba la sangre. Para mí eso era el aire de la verdadera vida.
Quería que mi próximo objetivo fuera la niña que hizo sufrir a Kiler. Pero todo era cuestión de tiempo.
Tiempo…
El maldito tiempo…
Después de lavarle las manos a Kiler con algunos químicos livianos del seibó, le indiqué que se sentara frente a mí en la encimera.
—¿Susan?
—¿Uhm?
—¿Van a inyectar a Melley?
Busqué la inocencia en su mirada, pero no estaba. Kiler parecía neutral, tenías los labios rectos, quizá un poco apretados, y las cejas en una línea. Pero me miraba con curiosidad.
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Misterios Familiares©
FantasyEh, cuidado, no te enamores del hijo de ese sicario tan buscado, de ese monstruo que nadie quiere despertar. Kiler comete ese error, siendo tan solo una adolescente inexperta. ¿Cuatro años no es tanto, verdad? La familia Killer, una familia donde...