¿Quién dice algo? ¿Quién dice algo? ¡¿Quién?!
—¿Nunca has conocido a personas que sufren de omofagia? Francia está repleta de ellas —le preguntó mi papá, mintiendo en cierta parte.
—Eh… Sí. Tengo un primo que también le gusta la carne cruda.
No le creí. Pero está bien, se cobró la mentira de papá Anegan sin saberlo.
—Por cierto, ¿Ya has conocido a todos mis hijos? —mi papá le cambió el tema de conversación.
Que incómodo, Arcadio, éramos muchos.
¿Qué pensará él de mi mamá? O mejor dicho, de nuestras madres.
—Sí, excepto a ellos dos —señaló a Melley y a Miles.
No te conviene conocerlos, créeme. De momento es mejor que estés con vida porque no nos has estorbado, así que sigue así, amigo —quise decirle.
—Él es Melley. Y él es Miles —le señaló mi papá—. Puedes diferenciarlos porque Melley nunca te mirará a los ojos ni responderá tus preguntas y ni te prestará atención. Miles te verá fijamente cuando le hables y opinará siempre, porque siempre tiene algo que decir. Aunque no te extrañes si no te habla, quizá es que le caíste fatal.
—Anegan —le reprochó mamá Agnés, y mamá Carzy soltó una risita por eso, cubriéndose la boca y llamando la atención de mi papá inmediatamente.
Sabíamos que Carzy era su favorita, así que no opinemos.
—Son trillizos con ella —mi papá señaló a Melodine.
—Son… Ellos…
—Lo sé, te preguntarás por qué son muchos.
—No, estoy bien —tomó el tenedor que estaba sobre la mesa para empezar a comer.
—Y ella es mi esposa, Carzy.
—Es un placer conocerla, señora Carzy —Arcadio le sonrió ampliamente.
—El placer es mío. Solo dime Carzy, por favor.
—No quiero ser entrometido, pero mi papá me dijo que lo saludó un hombre muy temprano en la mañana y no era usted.
—Ah. Es mi esposo —respondió mi papá, y Arcadio abrió los ojos de par en par, obligando a Odile a soltar una risita.
—¿Qué? ¿Su esposo? ¿Tiene un esposo? ¿También una esposa? —preguntó, alterado.
—Déjame explicarte, son tres en realidad, pero...
—¿Qué? ¿Tres hombres? ¿Tiene tres novios? Es decir, ¿Está casado con esa mujer y tres hombres? ¿Es algo de poliamor o qué?
Melley se mantuvo serio. Miles se llevó la mano a la boca para evitar reír. Coraline, Odile y Melodine empezaron a reír a carcajadas. Y yo, pues no pude evitar hacer lo mismo, porque las expresiones de Arcadio eran muy inocentes y a la vez divertidas.
—No puede ser… es… es imposible… no es posible…
—Es así. Y no son tres bombres. Solo estamos casados los cuatro.
—¿O sea, las dos señoras, el hombre guapo de traje negro que saludó a mi papá y usted?
—¿El hombre guapo? —inquirió mamá Carzy, frunciendo el ceño con gracia.
—Sí, es el apodo que le tienen las mujeres del pueblo; las trae locas a todas. Y los hombres lo llaman: “el hombre Killer elegante”.
Mi mamá arrugó las cejas.
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Misterios Familiares©
FantasyEh, cuidado, no te enamores del hijo de ese sicario tan buscado, de ese monstruo que nadie quiere despertar. Kiler comete ese error, siendo tan solo una adolescente inexperta. ¿Cuatro años no es tanto, verdad? La familia Killer, una familia donde...