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Pongo la música en alto y me dispongo a limpiar la casa. Esto de que papá y mamá no esten en casa es agotador. Tirando papeles a la basura, encuentro un papel del médico y rápidamene me vienen a la cabeza los recuerdos de la operación de mí padre, ¡me había olvidado por completo!
Paro la música y me siento en el sofá mientras van deslizandose lágrimas por mi cara. Ya le habían operado un par de veces y no quiero volver a pasar por lo mismo. Intento cambiar de pensamientos, y caigo en la cuenta de que sólo quedan dos días para mi cumpleaños, no tengo nada preparado, ni nadie con quien celebrarlo. Otra vez no.
Suena el timbre de mi casa, me seco los ojos y abro la puerta.
- ¡Luuuu! Que ganas tenía de verte, me abraza.
- Mark, pensé que te habías olvidado de mi existencia.
- Nunca, estar en la universidad es bastante agotador pero a la vez fantástico.
Se me vinó a la cabeza el momento en el que Mark estaba tan sonriente sentado al lado de esa pu..Interrupen mis pensamientos unas voces.
- ¿Me estás escuchando?
- Claro, perdona...
- ¿Te estaba diciendo que por qué tienes los ojos tan rojos? - Dice con una voz grave y enfadada.
- Nada, estaba durmiendo y me he despertado y me los he...
- Déjate de excusas ¿vale? Soy tu amigo, confía en mí.
No tengo el valor de decirle que mi padre va a ser sometido de nuevo a una operación del corazón, de que voy a pasar mi cumpleaños sola y de que me estoy acordando de mi estúpido pasado.
- Echo de menos a mis padres - le digo mintiéndole un poquito.
- No te preocupes, pequeña. Puedes venir a mi casa a vivir hasta que vuelvan, mis padres te trataran como una hija más y así estarás acompañada las 24 horas de día.
Me gusta la propuesta, pero conozco muy poco a Mark.

Las cuerdas atanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora