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- Será mejor que me quede en mi casa, pero gracias por ofrecerte.
Al cabo de un rato, Mark me está ayudando hacer mis ejercicios de matemáticas, ya que tengo que mejorar todas mis asignaturas de bachillerato. Me ha invitado a su casa a cenar y he aceptado. Le he dicho que me tengo que arreglar y que a las ocho estaré allí. Estoy un poco nerviosa. Me he puesto un vestido de color cián con unos tacones plateados. Me veo guapa. Me maquillo un poco a pesar de que no me guste el maquillaje y me hago una trenza. Cojo mi bolso y meto en el mi monedero, mi móvil, las llaves y todo lo necesario. Mientras camino a casa de Mark, veo una tienda de dulces que me llama la atención, entro y finalmente acabo comprando un par de cajas para la familia de Mark.
Llamo a la puerta y me abre su madre.
- Déjame adivinar... ¿Eres Lucía?
- Esa misma. - Le sonrio.
- Que guapa eres, cuando mi hijo me hablaba de ti, pensaba que estaba exagerando pero no es así. Yo soy Naira, encanta cielo.
Termino de darle dos besos y algo sonrojada la contesto:
- Que bonito nombre. Le he traído un par de cosas a la familia.
- No tendrías que haberte molestado, cariño y me invita a pasar. La habitación de Mark esta abajo, por si quieres ir a verle.
- ¡Claro!
Estoy bajando por las escaleras y me estoy fijando en cada detalle. En los cuadros parecen una familia unida y feliz, que envidia. Cuando llego por fin a la habitación de Mark me sorprende lo grande que es. Parece que Mark sigue arreglandose porque no hay ni rastro de él. Tiene varios cuadros con la estúpida chica del banco y eso me estristece un poco. De repente aparece Mark con unos pantalones de traje y su camisa blanca desabrochada. Que guapo es. Que bonito le queda todo. Me encanta Mark.

Las cuerdas atanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora