Capítulo 10

185 20 3
                                    

- Lo tendré en cuenta... Sohreh.

︿︿︿︿︿︿︿︿︿

En aquel momento se hizo un silencio entre ambos; las pupilas del chico se hacían más pequeñas por momentos, a la vez que sus ojos se abrían más por haber dejado salir tal nombre de entre sus labios, dándose cuenta que había cometido un grave error.

Por otro lado yo me quedé bastante confundida, ¿"Sohreh"? ¿Era el nombre de alguien a quién conocía? ¿Una amiga? ¿Un familiar quizá?
Para intentar quitar la tensión y el silencio incómodo entre ambos, decidí hablar para poder salir de aquella situación.

- Ehm... No pasa nada, es normal confundirse con los nombres, más si hechas de menos a esa persona si estás lejos de ella. - Dejé salir una pequeña sonrisa tonta para que pudiera relajarse de nuevo; y así lo hizo. Dejó escapar un suspiro y miró hacia otro lado, nervioso y avergonzado.

- Sí... lo siento, no era mi intención.

Dicho esto, dio media vuelta y comenzó a caminar más rápido de lo normal, saliendo de mi vista en apenas unos segundos.
Y allí me encontraba de nuevo, sola, caminando hacia mi casa entre las iluminadas y vacías calles de Liyue a esas horas.

Pasaban los días, dejando atrás aquel día. Me tomé el tiempo de avisar a mis amigos y compañeros de Liyue sobre mi situación y que me iría a Sumeru dentro de poco, a lo cual respondieron de manera triste pero comprensiva, dándome ánimos y deseando que volviera a visitarlos algún día.

Me rompía el corazón ver como sus rostros alegres se entristecian por la noticia, pero era algo que se debía hacer por su seguridad.
A su vez, me reunía algunos días con Zadith, enseñándole la nación y las cosas que tenía que ver si quería disfrutar por conpleto de aquel lugar; he de admitir que puede ser que me pasara un poco al hacerle escalar algunas montañas para poder llegar a la cima o nadar para llegar a algunos sitios... pero en cada aventura en la que nos metíamos, más cercanos nos volvíamos.

Lo veía sonreír, pasárselo bien, reír, quizá quejarse por tanta actividad y poco descanso, pero me hacía ilusión enseñarle dónde terminé de crecer y aquellos hermosos paisajes que tanto me gustaba frecuentar.

Sentía que empezaba a romper esa coraza que llevaba consigo, aún que fuera poco, lograba verle de maneras en las que no me imaginaba.
Debajo de ese chico frío y calculador, aquel chico al que no se le daban bien las interacciones sociales y se enterraba a si mismo en sus estudios, estaba alguien paciente, alguien amable al que se le podía hablar y podías escuchas de vez en cuando.
Hubo muchas veces en las que parecía nervioso, como si tuviera muchos secretos que ocultar, intentando mantenerse a ralla a si mismo para no confiar ni dejarse ver por completo. Al final tomé ese rasgo suyo como parte de su personalidad, lo cual no me molestaba del todo ya que se veía que no parecía tener malas intenciones hacia mi persona... Pero, aún teniendo en cuenta esto, debía matenerme alerta.

Muchas veces cuando volvíamos de pasar tiempo juntos, Tartaglia casualmente se encontraba por la zona y se paraba para hablar con nosotros, aún que más que con los dos, conmigo.

Cada día que pasaba, el Rito del Descenso se acercaba y eso me hacía ponerme nerviosa. Iba a dejar de lado esta vida cómoda, lejos de mis nuevos amigos para ir a una nueva nación; un sitio donde no conocería a nadie y tendría que buscar a la persona que me ayudaría.
Tenía miedo, no sabía si los Fatui también se encontrarían allí o no, pero era la mejor decisión tanto para mí como para mis amigos de Liyue. Ellos estarán a salvo de los Fatui si yo me voy, que es lo que pasará en unos días.

....

Por otro lado, siempre que iba de excursión con Zadith, me sentía observada. Cada movimiento, cada paso, cada respiración eran observadas por alguien. Estaba segura de que no era el erudito, sino alguien más. Muchas veces escuchaba el silbido de los pájaros acompañado de una melodía que parecía venir de un ave más grande, o pudiera ser que fuera un silbido. Aquella presencia no era incómoda; todo lo contrario, era reconfortante. Me daba seguridad al estar con Zadith, él se divertía mientras que yo sentía que tenía algún tipo de ave guardián con su mirada posada en mí.

Tres días antes del Rito del Descenso, me encontraba paseando por Liyue, comprando algunas cosas en el mercado del puerto cuando sentí unos toques en mi hombro. Rápidamente dirigí mi mirada hacia la persona que quería de mi atención.

- Hey, camarada, ¿qué estás comprando? - Preguntó el pelirrojo, con su típica sonrisa en sus labios.

- Ah, un poco de pescado. Madam Ping y yo cenaremos pescado con verduras. ¿Tú que haces en el mercado? ¿No se supone que tienes quehaceres que terminar? - Al él ser un heraldo, y más siendo Tartaglia, suponía que se estaría escaqueando de sus responsabilidades en los Fatui.

- Eso ahora no importa. - Dijo, dándole una bolsa al vendedor después de que me diera el pescado que le pedí.

- ... ¿Qué le acabas de dar?

- Oh, ¿yo? Simplemente he pagado por el pescado. - Mencionó sin darle importancia.

- Que, ¿qué? ¿Por qué acabas de pagar el pescado que yo he comprado? - Parecía como si el pagarle cosas a la gente fuera su pan de cada día.

- Veeenga, ya me lo agradecerás después, un combate sería lo mejor, pero si es un beso en la mejilla tampoco me quejo.

- ... Eres un imbécil. - Odiaba admitirlo, pero se me hacía divertida esa faceta de él. Siempre vacilandome a cada oportunidad que se le daba.

- Pero eh, soy tu amigo imbécil. - Aclaró, soltando una carcajada mientras nos alejabamos del puerto y nos dirigiamos hacia la casa de Madam Ping.


•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•

Holaaaaa

Siento que este episodio no está a la altura del resto aaa 😭

Y bueno, se acerca el gran momento en la historia de Liyue, que tan malo podría ser para Zadith y Jereni? Ya se verá jaja

si quereis darme ideas no dudeis en poner un comentario o mandarmelo por Dm, y si os gustó el cap darle una estrellita, que también ayuda mucho <3

bueno, hasta el próximo capítulo, se os quiere mucho ❤❤

No way back (Il Dottore)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora