Capítulo 1

701 38 0
                                    

Pov: Jereni

Mi pesadilla comenzó hace 10 años, cuando estaba junto una amiga, ambas recostadas en la nieve, observando como Snezhnaya se iluminaba de tenues luces por sus calles. En ese entonces, solo tenía 13 años.

- ¿Durante cuanto tiempo seguirás ocultándoselo a tus padres? - Aliona me miró a los ojos, queriendo una respuesta sincera sobre aquel asunto.

- Sinceramente... No lo sé, ellos creen que las visiones son una maldición, no una bendición de los Arcontes. - Dije, sujetando con fuerza aquella visión electro que se me fue otorgada tres años atrás al escapar de aquel frío y siniestro orfanato. Hui al escuchar una conversación entre la Directora y un señor extraño sobre la necesidad de este de conseguir niños de la organización para una clase de experimentos  que estaba dirigiendo. 

Mis "padres", aquellos que me acogieron al verme vagar por las calles de los suburbios de la ciudad, se les crió para temer las visiones dado a que aquellos niños los cuales fueron bendecidos por los Arcontes desaparecían sin dejar rastro y, si mis padres se enteraban de que yo poseía aquel objeto, me lo arrebatarían de las manos.

- Bueno, sabes que yo siempre conservaré tu secreto, para siempre. - Aliona sonrió con sus mejillas sonrojadas por el frío. - Además, yo también quiero una visión y poder ir de aventuras por todo Teyvat... Pero no creo que me dejen ir de aventuras aún con una visión je je...

  Aliona era una antigua compañera de cuando todavía estaba en el orfanato. Tenía un hermoso cabello rubio ondulado que le llegaba hasta su espalda baja, ojos color avellana y la tez pálida. Ella siempre fue amable con todo el mundo y obedecía a todas las cuidadoras del orfanato, a diferencia de mí; yo siempre tardaba en obedecer y casi siempre llegaba tarde a las comidas, por lo que no era extraño verme en la sala de los castigados, ayudando a grapar los documentos relacionados con el orfanato. 

Ella y yo soñábamos en ir de aventuras, explorar las diferentes naciones,  conocer gente nueva en nuestros viajes... Pero aquello nunca ocurrió.

El orfanato mandaba a sus niños a una escuela cercana, donde mis padres también me inscribieron para continuar mi educación. Aquel día nevaba mucho y la chimenea de la clase devoraba los troncos que la Directora arrojaba. Aquella mujer se ofreció a impartir la clase ese día dado a que, después de mucha insistencia, uno de sus compañeros iba a enseñarnos e integrarnos en el área de las ciencias, algo en lo que la Directora no estaba de acuerdo a dejarnos estudiar, pero aquel día no tuvo más remedio que ceder.

- Niños, como sabéis, hoy vendrá un doctor el cual está interesado en que observen como supuestamente la ciencia controla este mundo. Pido que os comportéis de una manera impecable y, al final de la clase se os dará un examen para comprobar todos los conocimientos que habéis recopilado durante toda vuestra enseñanza aquí. - Se detuvo durante unos segundos, suspirando con una mueca de ligera rabia para después continuar hablando. - Aquellos que saquen la mejor nota se les otorgará la oportunidad de trabajar con él en ese campo después de una visita a su centro de trabajo.

 La clase quedó en completo silencio, nadie se atrevía a interrumpir a la Directora. Siempre mostraba un semblante sereno, pero en aquél momento, cuando rompió su inquebrantable máscara de hielo que cubría su verdadero ser, nadie se atrevió a mover un solo músculo, limitándose a escuchar con suma atención a la mujer.

La Directora; esa extraña mujer siempre mostraba un aura de tranquilidad, seriedad y serenidad a todo aquel con el que hablaba o cruzaba mirada. Yo nunca confié en ella. En el momento en el que mis padres adoptivos me inscribieron en la escuela tras huir, nunca dejó de mirarme y dirigirse a mí de forma amenazante, asegurándose de que yo guardara silencio. Ella sabía que aquel día yo estaba escuchando aquella conversación. Ella conocía todo sobre mí: cada dato, cada gusto, cada persona con la que me juntaba. Ella siempre me dio miedo. 

En el momento en el que mencionó a la persona que supuestamente iba a acudir hoy a la clase sabía que tenía que huir. Tenía que huir lejos con Aliona. Por nuestro bien... Por mi bien.

Esa mujer, ella sabía que yo era inteligente y no me iba a dejar escapar. No me iba a dejar escapar después de aquel día. Sabía que, de alguna manera, los dioses se habían fijado en mí. Ella quería hacerme desaparecer por su bien, por el bien de su orfanato y de su poder. Supe de su plan cuando, al terminar su pequeño discurso dirigió una mirada hacia me persona para después cruzarse de brazos y hacer recitar el lema de aquella escuela, como era costumbre todas las mañanas. 

Todos allí éramos como soldados, éramos obedientes y sumisos, criados con el único propósito de seguir órdenes, como siempre: seguir al más fuerte.

Momentos después, la puerta se abrió lentamente, dejando ver a la persona tras de esta. No supe como reaccionar en aquel momento; mis ojos se abrieron del terror, sudor frío corría por mi espalda, mi piel se erizaba y yo caía en un shook momentáneo. Era el hombre con el que escuché discutir a la Directora. Se ocultaba bajo una mascara que dejaba ver sus ojos y parte de su boca, la cual tenía esculpida una sonrisa tétrica. 

El hombre empezó su "clase" sin siquiera presentarse ni dirigir una sola palabra a la mujer que mantenía una mirada sombría en su rostro. Todo en la actitud de ambos adultos me decía que tenía que correr lejos de ahí, tenía que huir tan lejos como fuera posible. Sin embargo, la gota que colmó el vaso fue a la hora de repartir el examen, en el cual había dibujado en la parte superior de uno de sus folios un símbolo que mis padres adoptivos me enseñaron a reconocer y mantenerme alejada. El examen consistía en una prueba de inteligencia de cinco folios, pero si leías entre líneas podías deducir que era una prueba de lealtad al orfanato y su líder, una prueba de devoción hacia la institución y la organización de la que formaba parte. 

Comencé a rellenar la prueba con pluma en mano y pulso acelerado, siguiendo el juego a ambos adultos, completando las preguntas con cautela, leyéndolas varias veces para asegurar mi respuesta. Tenía que completar de manera estratégica aquel examen para no hacerles sospechar.

Ya era definitivo, después de aquel examen huiría junto a Aliona, huiría a un lugar seguro y aprendería a luchar para poder protegerme.




•*´¨'*•.¸¸.•*´¨'*•.¸¸.•*´¨'*•.¸¸.•*´¨'*•.¸¸.•

Holaaa!

Espero que os haya gustado el primer capítulo de mi primera historia aquí!!

Comentadme lo que querais decir por aquí y si tenéis ideas para la historia podría incluirlas si son buenas!

Dejad una estrellita si os gustó y nos vemos en el próximo episodio <3


No way back (Il Dottore)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora