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Pocas veces eran celebrados eventos de esa magnitud en el orfanato, por lo menos no en fechas distintas a las decembrinas. 

La mujer a cargo de esa sala llegó de sorpresa y encontró a los niños jugando, algunos tratando de golpearse, otros llorando pero solo uno sentado en el suelo con un libro en las manos ignorando el caos a su alrededor.

—Los están esperando allá abajo, ¿por qué siguen aquí?

Esa mujer era buena, gentil y adoraba a todos los niños, o casi todos. Había uno que luego de tantos intentos, dejó de tratar de quererlo como al resto y limitó su amabilidad porque también tenía un presentimiento extraño. Probablemente alucinaba, o no.

Querían a todos los niños reunidos para que varias familias ricas se lucieran frente a las cámaras e hicieran promesas, algunas un tanto extravagantes, al final siempre terminaban donando lo mismo, mas mantas, mas comida enlatada, algunas reparaciones, pero nunca un apoyo genuino porque todo siempre ha sido apariencias.

Entre todo, la principal intención era, de alguna manera, demostrar que la inteligencia nace con uno y no es solo la presión o las oportunidades con las que cuentan.

Planeaban realizar un pequeño concurso, o mejor dicho, reclutar algunos huérfanos para una participación en un colegio privado. Cada año la institución premiaba a sus mejores alumnos y ese año buscaban un poco más de atención antes los medios. 

Les parecía una maravillosa idea que los demás vieran como apoyaban continuamente a lugares como esos. Supuestamente buscaban demostrar una cosa, pero era más que evidente que no lo iban a respetar.

Hicieron una prueba interna en el orfanato y solo un niño alcanzó el puntaje esperado para la competencia, tenía casi diez años, era el genio del lugar, el callado y raro que casi no jugaba con sus hermanos huérfanos y se limitaba a seguir instrucciones para que lo dejaran tranquilo. El resto de los participantes tenían una edad similar, los más importantes también tenían nueve años, ellos eran los genios de su colegio. Se sabía. Los padres solo querían seguir alardeando de sus hijos al mismo tiempo que su fortuna.

El día del evento, una camioneta del colegio llegó a recoger al participante. Las niñeras habían gastado un poco del dinero de la despensa para comprarle ropa bonita y a la altura del lugar. No tenían idea que le entregaron un uniforme del colegio al llegar a dicho lugar.

Ese niño era bastante callado, porque no compartía la misma ilusión que sus hermanos huérfanos para jugar y reír sin preocupaciones. Pasaba la mayor parte del tiempo leyendo, estudiando y escondiéndose de los que trataban de cambiarlo y hacerlo más “normal”.

Llegar a un lugar que era imposible que alguna vez pisara, dada su situación. Dejó una gran marca en su interior, por supuesto, no demostraba esa impresión, ese niño era bastante bueno para mantener ocultos sus sentimientos y toda clase de emociones. Algunas de las niñeras se sentían preocupadas por él, por si su comportamiento estaba relacionado a alguna condición que aún no definian.

Todos los niños que lo veían al pasar demostraban un claro desprecio porque estaban al tanto de la participación de un huérfano. Llevar el uniforme no era suficiente para mezclarse con los otros niños. 

Fue guiado hasta un auditorio enorme y moderno donde la inauguración del evento iba a llevarse a cabo. Había un maestro acompañándolo, para que no se sintiera solo y por cualquier duda que pudiera surgir. Estaba ahí para cuidarlo.

Hasta que llegó el momento de pasar al aula, rodeado de otros niños no se sintió cohibido. Estaba seguro que si había llegado hasta ahí era una señal que probablemente significaba que estaba llegando a su lugar, es decir, con su gran imaginación se veía siendo capaz de recibir una beca que le permitiera estudiar en una escuela de verdad. Era huérfano pero no quería que siempre fuera etiquetado por ese aspecto. Sabía que quizás nadie lo adoptaría jamás, pero podría hacer más de lo que cualquiera esperaba por su cuenta. 

El examen era demasiado sencillo para su gusto. El que hizo en el orfanato fue un chiste. Si sus hermanos huérfanos no se la pasaran jugando comprenderían esos temas.

Algunos lo llamaban genio, él prefiere decir que es un pasatiempo estudiar. Estaba próximo años pero sobresalía tanto que el orfanato no era suficiente para él. Estaba lleno de ambición.

Fue el segundo en terminar. Con tan solo pocos minutos de diferencia con otro niño. Salió del aula y espero en un pasillo a que el resto terminara. Una hora después el maestro se lo llevó de regreso al auditorio donde prepararon un refrigerio para los participantes. Al ser uno de los primeros en llegar pudo presenciar cómo terminaban de acomodar las charolas. Ese era un verdadero banquete, no lo que recibía cada día en el orfanato. Intentó no dejar ver sus ganas de comer de cada cosa para no aumentar las burlas, con discreción llenó su plato varias veces hasta que el resto de alumnos llegó. Todos habían terminado. No se hicieron esperar con los comentarios burlescos sobre el único que no era estudiante y la gran suerte de recibir comida, de verdad. 

Los niños son muy crueles sin saberlo. Aunque hay excepciones, por supuesto, pero al final hay quienes están conscientes del daño y no los detiene herir.

Por casualidad escuchó como uno de los encargados de la comida le indicaba a otro las restricciones que debía verificar que se cumplieran. Señaló unas galletas que contenían nueces entre sus ingredientes y luego le indico qué niño no podía acercarse a ellas porque era alérgico. Sabía bien de quién se trataba, había terminado solo un minuto después de ese niño y su retraso fue debido a que el apartado del nombre continuaba vacío y estaba lleno de dudas sobre qué escribir ahí.

Horas después los resultados fueron anunciados, después de que cierto niño escuchara por accidente un cambio en los resultados y que recibiera un premio secreto. Los nombres fueron revelados por turnos para que subieran al estrado y recibieran el reconocimiento.

En tercer lugar, ese sobresaliente niño de orígenes desconocidos y vida lamentable. El huérfano “afortunado”. 

En segundo lugar, un niño llamado Kim Junmyeon que en ningún momento dejó de hablar mal sobre el huérfano porque era divertido y con esos chistes fue capaz de obtener mayor atención.

Y en primer lugar el niño alérgico a las nueces llamado Park Chanyeol.












Comenzamos por fin esta historia, he escrito casi toda la primera parte y ya estaba desesperada por subirla. Esperen actualizaciones diarias hasta concluir. Que la disfruten y continúen al pendiente de las historias publicadas a lo largo de este mes para el fest. Ahora me tocó cerrarlo.
Gracias Victoria-Park por tantos grandiosos fest <3

Ride Or Die [ChanBaek] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora