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Taehyung estaba haciendo palomitas, su botana favorita, para recibir a Jungkook. Se duchó y peinó diligentemente. A él le gustaba verse bien siempre, no se arregló por la visita del azabache. No no no y no.

Su mamá llegaba a las 7 del trabajo. Igual le avisó sobre sus planes. Eran las 3:50 Jeon llegaría en cualquier momento. ¿Debería invitarlo a su cuarto? ¡Ay no qué nervios!

¿Ya habrá comido algo? Jungkook parece que come mucho. ¿Debería pedir una pizza? ¿Y si no le gusta la pizza? Pero...¿A quién naranjas no le gusta la pizza? ¿O mejor hamburguesas?...

Entonces escuchó el timbre. Mierda, mierda. Miró la hora y eran las 3:58. Rayos ¿Cómo se atreve a llegar tan temprano? Se apresuró a mirar por la cámara de afuera y sí, era Jungkook. Tan apuesto como siempre ¿Quién se cree?

Respiro profundo y abrió la puerta.

Hermosoo

El azabache alzó la mirada, intentando ocultar sus nervios, y le sonrió cálidamente al otro que tenía al frente. Taehyung era como un angelito celeste. Pudo notar aquel lunar muy cerca de su ojo. Le gustaría...

-Hola Jeon, por favor pasa.

-Gracias Kim- respondió suavemente el contrario. Eso de llamarse por los apellidos les divertía internamente.

Jungkook entró. Llegó en el carro que le prestó su padrastro, cargaba una mochila. Unos jeans pegados a sus muy trabajador muslos y una camisa manga larga con algunos diseños. Decir que no se tomó un tiempo para arreglarse sería mentir asquerosamente. Lo hizo.

Taehyung lo invitó a sentarse en el mueble. Él ya tenía algunos apuntes en la mesita de café, además de su laptop.

- Espérame aquí, hice palomitas. Mmm ¿Si te gustan? Porque puedo hacer otra cosa...

-Me encanta gracias.

Kim le sonrió bonito y se fue corriendo a la cocina. Jungkook suspiró nervioso. Mierda él casi sentía como si esto fuera una cita, pero a decir verdad estaba muy lejos de serlo. Triste.

Se acomodó mejor y se sacó la maleta. Él también había traído la lista de materiales que podrían necesitar para su proyecto final. Al instante escuchó los pasos de Tae. Luego lo vio colocar una bandeja con la botana y se sentó cómodamente.

Se giró un poco en su propio lugar para mirarlo mejor, sin ser tan desvergonzado. Taehyung lucía como si le pagaran por ser guapo. Traía puesto unos jeans negros y una camisa negra metida dentro de los pantalones. Nada ostentoso y aún así lucía divino. Por un instante sus miradas se golpearon entre si y la bajaron de inmediato muy avergonzados. Se sentían como a los 15 años.

-B-bien- carraspeó Kim -Tengo algunos apuntes en la laptop. Mira... Además guardé los links que nos serán útiles. Ahhh ¿Ya comiste? Puedo pedir una pizza para ponernos más cómodos.-

Jungkook parpadeó confuso ante el cambio repentino de temas. Pero asintió contento. -Claro, pero solo si yo lo pago. Es lo mínimo que puedo hacer ante tan acogedor recibimiento. Elije los ingredientes que quieras.-

Kim hizo una mueca, él también quería pagar. Pero asintió y pidió una pizza con su celular.

-Tus manos...

Taehyung lo miró de inmediato, luego se miró las manos y lo miró nuevamente para preguntarle con genuina intriga-¿Mis manos? ¿Qué tienen?-

-Son...muy bonitas, delicadas. Me gustan los anillos que usas, te lucen.

Las mejillas de Tae adoptaron un suave color rosa. Apretó los labios para susurrar -Gracias. A mí me gustan tus tatuajes. Están increíbles. Pero son muchos. ¿Tu mamá no se enojó?

Tae no es tuyo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora