Imperio y Río bailaban un tango, sus cuerpos se movían en una perfecta armonía, a pesar de que era el rioplatense el que le enseñaba al brasileño como moverse.
-Bra, no estás siguiéndome
-oh sim me desculpe
El imperialista se había olvidado totalmente que estaba bailando, en cambio, se había quedado embobado con la figura del argentino.
-¿Qué miras tanto?
-Nada, é só... Você está lindo~
-No me digas eso que me sonrojas boludo
-Mas se for verdade você é tão lindo que me sinto dançando com um anjo
Esto hizo que el argentino se sonrojar cada vez más.
-Solo baila bien...
Bajo su cabeza, tratando de esconder que su cara se veía como un tomate.
~
I.B. terminaba con un papeleo cuando sintió que alguien tocaba la puerta-Passar
Por ahí se asomó el argentino, con una sonrisa pícara.
-O que está acontecendo?
-Nada... Solo quería verte
Se acercó hasta tomar el mentón del imperialista y besarlo suavemente.
-Meu lindo sol~
-Mi hermosa corona~
Imperio lo abrazo tiernamente, acercándolo cada vez más a él, hasta hacerlo sentar arriba suyo.
-¿Soy yo o estás muy cariñoso?
-Você veio e eu vi a oportunidade
Cerro los ojos, escondiendo su cabeza en el pecho del contrario, haciendo que el rioplatense se sonrojar por lo mimoso que estaba.
~
Al imperio le costaba dormir, hacía noches no podía, hasta que Río se terminó despertando.
-¿Qué haces despierto a esta hora...?
-Não posso dormir
-Ya ya... Tranqui... Vení
I.B. se acurruco pegado al argentino, sintiendo como este lo acariciaba y besaba para tranquilizarlo, llego hasta tal punto de paz que logro dormir en los brazos de su Sol.
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-¿Te han dicho lo hermoso que sos?
-Só tu
-Eso espero
Juzgo con una mirada asesina al brasileño, que por instinto se encogió de hombros.