Emilio
- Sí.
Es lo único que logré decir; sin poder despegar mis ojos de los suyos.
- ¿Seguro? -dijo y me miró preocupado-.
- Sí, estoy bien. -me levantaré-.
Empecé a hacerlo aún perturbado por todo lo ocurrido, cuando comencé a marearme y no pude seguir manteniendome de pie, todo comenzó a nublarse y finalmente se volvió oscuro, eso fue todo.
Lentamente abrí mis ojos noté que estaba en el hospital, no entendía nada, de fondo escuchaba voces, gente hablando. Me levanté, me dirigí a la puerta de donde provenían esas voces, la abrí y detrás de ella estaba él, el chico que me salvó hablando con una enfermera, volteó y me dijo:
- Oh ya estas bien!.
No pude contestar nada sólo llegué a asentir con la cabeza.
- Esperame aquí que voy a hablar con el médico.
Esta bien -pensé-. Esperé sentado y cuando llegó con el médico éste me dijo:
- Buenas tardes joven lo hemos examinado y afortunadamente no encontramos nada grave sólo algunos golpes leves, su desmayo se debió al pico de estrés por el que pasó. Le suguiero que haga reposo por 2 días como mínimo.
- Okey, gracias por todo doctor.
- De nada y valla con cuidado!.
El doctor se retiró y el chico se dirigió a mi.
- Ah! por cierto, soy Félix.
- Y yo E...
- Emilio, lo sé. Lo ví cuando revisabamos tu billetera junto con la enfermera, pero decuida era para llamar a algún familar tuyo, pero no encontramos nada ni tu celular tampoco.
- Oh salí tan apurado de mi casa esta mañana que seguro lo olvidé.
- Ah claro! Aguarda iré por tus cosas... y las mías.
Llegó y salimos del hospital.
- Bueno, con todo esto no pude agradecerte por todo, gracias de verdad sino fuese por tí ya estaría muerto.
- No es nada! En ese momento sentí que debía hacerlo y lo hice.-me dijo sonrriendo-.
- Esta bien, entonces... Adiós y gracias nuevamente.
- De ninguna manera! Te acompaño a tu casa, acabas de salir del hospital.
- Estoy bien gracias no es necesario.
- No! Lo haré y punto, así que me tendrás que soportar de camino.
- Esta bien. -sonreí-.
Tomamos un taxi y al llegar en un impulso le dije:
- Ya que estas aquí dejame invitarte a comer algo en forma de agradeciemiento.
- Esta bien! La verdad es que tengo hambre y ya son las 3 de la tarde.-se río-.
Subimos a mi departamento y pedimos comida. Empezamos a charlar de todo un poco le expliqué que había tenido un pésimo días y los anteriores también, el hecho es que las cosas con mi familia no estaban bien y yo no conseguía empleo, de hecho hasta el momento no lo tengo pero habia sido salvado de morir y eso era realmente lo único bueno de todo esto. Félix me contó su pasión por la fotografía y que justo hoy había salido a tomar un par de fotos a la plaza del centro.
- Y ¿Me puedes enseñar esas fotos que tomaste hoy?.
- Lo siento. Pero no va a poder ser.
- Oh disculpa si es que son muy personales para ti, no queria incom...
- No es eso. -me interrumpió-. Es que con lo que pasó, al arrojarme bruscamente sobre tí, mi cámara impacto con el suelo y se descompuso.
- A ver dejame ver.
Sacó la cámara de su estuche y efectivamente estaba descompuesta. Me sentí mal porque era por mi culpa, así que le dije que yo se la iba a mandar a reparar, que la dejara, al principio no quería pero finalmente lo convencí.-era lo menos que podia hacer después de lo que el hizo por mí-.
Terminamos de comer y bajamos a la puerta del edificio.
- Gracias por la comida!.
- No es nada. Es lo menos que puedo hacer por tí. Ah! Y por cierto no te preocupes por tu cámara que en cuánto la tenga lista te aviso.
- Está bien! Y ¿cómo me vas a avisar?.
-Cierto! No tengo tu número. -sonreí-.
- Anotalo.
- Oh iré por el celular! Aguarda.
- No hace falta. Pide una lapicera por aqui cerca. A ver...
Por suerte había un kiosco de revistas a lado del edificio, así que fuí a pedirle una lapicera al quiosquero, me la prestó y le dije a Félix que me dictara el número.
- A ver dame la lapicera.
La tomó y empezó a escribir su número en el ticket del supermercado.
- Aquí tienes! Cualquier cosa me avisas.
- Sí claro!.
- Bueno Adiós!
- Adiós.
Y nos fundimos en un cálido abrazo. -de esos de los que no quieres que se terminen nunca-.
Subí a mi departamento y al llegar me acosté en la cama mirando al techo. No podía dejar pensar en todo lo que paso en este día, y aún más en haber conocido a Félix, y a su dulce mirada.
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Tú, mi ángel
General FictionEmilio conoce a Félix de una manera un tanto repentina y pronto descubrirá sus sentimientos hacia él, pero... Bueno, mejor sigamos bien de cerca su historia e iremos descubrindolos poco a poco.