Félix
¡Comenzó la semana! Estaba en la agencia tomando fotos cuándo sonó mi celular, me tomé un tiempo para verlo y voilà! (vuala!) era Emilio, me pedía la dirección de la agencia para pasar por aquí dejándome la cámara, me pareció buena idea así que le respondí. No pasó mucho para que llegase y yo todavía estaba tomando las fotos, apenas pude cruzar la mirada con él le hice señas para que me esperara y asintió.
Finalmente terminé las fotos, él me entregó mi cámara entonces decidí invitarlo a almorzar, aceptó y salimos de la agencia hacia el restaurante de inmediato, por suerte no quedaba muy lejos. Ya cuando llegamos, se acercó un mesero a tomar nuestra orden, Emilio no sabía que escoger así que le recomendé algunos platillos que anteriormente yo había probado, una vez que pedimos, él se levanto para ir al baño e inmediatamente también lo hice.
- Oh esperame! Voy contigo. -le dije-.
Nos dirigiamos hacía el baño y cuándo estabamos a punto de entrar, le dije: Espera, lo tomé del brazo jalandolo hacia atrás, algo dentro de mí me obligó a hacerlo. ¿Qué pasa? me dijo y en ese mismo instante me acerqué más a él, tanto que ya rozaba sus labios, esos hermosos labios que tanto deseaba besar y justo un momento antes de hacerlo con más fuerza le dije: Esto pasa... y comencé a hacerlo, acorralandolo contra la pared, tomandolo de los brazos con fuerza, no quería que ese momento terminara pero debía parar de alguna manera. Cuándo nos separamos solo atiné a mirarlo y sonreir.
- En realidad no quería ir al baño, quería hacer esto. Te espero en la mesa. -le dije y volví a sentarme-.
Él estaba tieso, no emitió una sola palabra ni un gesto siquiera hasta que me fuí. Cuándo llegué a sentarme a la mesa sólo pensaba en el beso, todo fué tan rápido, en un suspiro me animé a besarlo, tenía muchas ganas de hacerlo pero en ese momento actúe instintivamente casi sin darme cuenta de lo que iba a hacer, pero nada me frenó, al contrario, hubo una fuerza que actuó en ese instante que me atraía cada vez más y más a él y ahí estaba yo sin poder hacer nada más que continuar besandolo como si mi existencia dependiera de ese beso. Inmerso en mis pensamientos apenas noté que Emilio llegó y se sentó, lo miré y corrió la mirada.
- Oye, con respecto a lo de hace rato no tienes porque ponerte así, perdón si te molestó pero es que...
- No! Esta bien, no tienes que disculparte de hecho también tenía ganas de hacerlo.
Me dejó sin palabras, y a la vez contento, en mi rostro solo se podía ver una prominente y boba sonrisa, no me dió el tiempo necesario para responder que llegó el mesero con nuestra comida.
Durante todo el almuerzo no podía dejar de mirarlo como si estubiese hipnotizado, charlabamos de todo un poco, de la comida, de nuestros trabajos pero ambos omitimos lo del beso como si fuera algo ya asimilado y la verdad es que yo no lo había hecho, fue mucho para mí, una gran mezcla de sentimientos y preguntas. Terminamos de almorzar, una lástima por tan buen momento que estabamos pasando. Pagué la cuenta y salimos del restaurante.
- La pase muy grato! Gracias por venir. -empecé-.
- No, gracias a ti por invitarme.
- Bueno, ve a descansar y ah, también gracias por lo de la cámara.
- No tienes que agradecer, después de todo fué por mi culpa que se arruinó.
- Esta bien, bueno nos vemos y espero volver a almorzar contigo.
- Seguro! Nos vemos. -sonrió y se fué-.
A todo esto, casi olvidé que dejé mi moto en el estacionamiento de la agencia así que volví allí y cuando estaba buscando las llaves para llevarmela, me dí cuenta de que no estaban, no las encontraba por ningún lado, casi instantaneamente me volví para el restaurante y de camino me llegó un mensaje de Emilio que decía:
<De Emilio>
No te preocupes tengo tus llaves, olvidé dártelas, lo siento.Qué alivio -pensé- , le respondí diciendo que iría enseguida a buscarlas y salí para allí de inmediato. Tomé un taxi y cuando llegué, en la puerta del edificio me pareció ver al mismo señor de aquel día, el día que conocí a Emilio, en ese momento recordé el poema en mi pantalón, me acerqué pero el señor se alejó rápidamente, fué muy extraño pero decidí olvidarlo. Como el portero ya me conocía me abrió la puerta, lo saludé y subí al departamento de Emilio, toqué la puerta varias veces hasta que salió, pero cuándo lo ví quedé paralizado, su cuerpo estaba todo mojado y sólo traía puesto una toalla.
- Oh Félix! No pensé que llegarías tan rápido.
- Tttomé un taxi.
- Ah okay, pasa pasa! Esperame ahí que voy a cambiarme. -me dijo mientras me hacia pasar-.
Estaba sentado en el sofá del living esperándolo y pensando en todo este día, era demasiado para mí, digo ¿No era sufiente con lo del beso? y tuve que verlo así. Luego de unos minutos salió del cuarto ya cambiado y fué a buscar mis llaves.
- Toma, aquí tienes
- Gracias! Yo pensé que las había perdido, me salvaste.
- Las dejaste en la mesa y las tomé cuando llegó la comida, las guardé y tenía en mente dártelas al salir pero lo olvidé así que aquí estan.
- Olvidé que las había dejado ahí, que descuidado.
- Si, oye quería decirte algo con respecto a lo del beso en el restaurante.
- Si, dime.
- No me alejé porque también quería hacerlo como te dije antes, de hecho siento algo especial hacía ti desde que te conocí cuando me salvaste de morir aquel día.
- Emilio yo también te sentí especial para mi desde aquel día y...
- Tengo ganas de besarte. -me interrumpió mirandome a los ojos-.
- Pues... ¿Qué te detiene? -le dije sin dejar de mirarlo mientras se acercaba lentamente hacia mí-.
Y entonces me besó, fué ahí que ya no había dudas que este beso no pudiera aclarar y entonces me cayó la ficha, casi sin intenderlo, casi sin darme cuenta me había enamorado de Emilio.
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Tú, mi ángel
Fiksi UmumEmilio conoce a Félix de una manera un tanto repentina y pronto descubrirá sus sentimientos hacia él, pero... Bueno, mejor sigamos bien de cerca su historia e iremos descubrindolos poco a poco.