Episodio 7 : Me tomas por sorpresa

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Emilio

Llegamos a mi departamento. Félix detuvo la moto, me bajé y le dí su casco.

   - Bien. Gracias por traerme!.

   - No, de nada es un placer. -dijo sonriendo, con esa hermosa sonrisa que tiene-.

   - Ahhh! Recordé que el lunes me entregan tu cámara, así que apenas salga del trabajo paso por ella y te la llevo.

   - La vengo a buscar no hay problema, ¿A qué hora sales?.

   - A las 1:00 pm, estaré por aquí a las 2:00 pm a más tardar.

   - Okay! Vendré a esa hora.

   - Está bien, bueno hasta el lunes entonces.

   - Hasta el lunes!.

Se puso el casco y arrancó. Subiendo a mi departamento iba sonriendo muy conforme con la noche que habíamos pasado, las charlas y cómo Félix se fué acoplando, se podría decir que tiene una buena química grupal con nosotros. Todo venía bien en mi cabeza hasta que recordé lo que le dijo Cecilia en el estacionamiento. ¿A qué se refería?, ¿Qué clase de persona era Félix?, lo conozco desde hace muy poco tiempo pero no me parece una mala persona, de hecho fue el quién me salvó de morir. Finalmente entre al departamento y no hice mucho más que ir a lavarme los dientes, cambiarme y acostarme a dormir. El resto del finde pasó tranquilo, muy tranquilo diría yo.

Llegó el lunes! el tan esperado lunes, fué lo primero que pensé el despertar. Comencé a prepararme, por suerte había dejado todo acomodado el día anterior por si pasaba algo que me hiciera tardar o me durmiera, terminé de cambiarme, tomé el desayuno y salí a esperar el ómnibus. Me sentía un poco nervioso, los típicos nervios del primer día, por momentos me calmaba por otros no, seguí asi cuando llegó el ómnibus y mientras viajaba en él, para cuando me bajé decidí ponerme firme y hacerle frente a la situación, estaba a pocas cuadras de la empresa, tenía tiempo de sobra por eso decidí ir a paso tranquilo pensando en como me presentaría y todo lo demás. Finalmente llegué, me anuncié en la recepción y fuí hacía mi nuevo lugar de trabajo, entré y saludé muy cordialmente a todos, cuando se me acercó una joven, al parecer era una secretaria de esta área, y me dijo:

   - Hola! Buenos días! ¿Usted debe ser el nuevo empleado de RRHH, o me equivoco?.

   - Buenos días, no se equivoca, es así soy Emilio Hernández el nuevo asistente del director de esta área.

   - Oh mucho gusto! Mi nombre es Alejandra y soy la secretaria del señor Pinetti. -dijo con una cálida sonrisa-. Por favor acompañeme le mostraré su oficina.

   - Está bien. -y procedí a dejarme guiar-.

   - Es aquí, el director del área, el sr González, seguro no tarda en llegar. ¿Gusta un café o alguna otra cosa?.

   - Oh que amable, agua por favor.

Llegó la señorita con el agua y a los dos minutos, mientras estaba tomandola llegó el director, escuchaba los saludos de todos. Me levanté hacía la puerta para dirigirme a su oficina, él hizo lo mismo porque cuándo la abrí estaba allí en frente mío.

   - Buenos d...

   - Emilio! Tanto tiempo. -dijo con una sonrisa prominente-.

Quedé paralizado, en verdad había pasado mucho tiempo (7 años para ser exacto), tenía en frente a mi ex novio... Julián. No supe hacer más que quedarme quieto sin mover un pelo, mirándolo sorprendido.

   - Vamos habla! Ni que hubieras visto un espectro. -soltó sin parar de sonreirse-.

   - Oh disculpa! Es qué llevábamos tiempo sin vernos y no esperaba encontrarte! Mucho menos aquí.

   - Ah si, pero tampoco es para tanto, bueno ya. ¿Cómo has estado?.

   - Bien. ¿Y tu? Muy bien por lo que veo, hasta eres gerente! Valla! ¡Felicidades!.

   - Gracias! Y felicidades por entrar a trabajar aquí, haremos grandes cosas...

Hablamos un buen rato, de todo, de que fué de nuestras vidas, etc, él se había marchado de la ciudad para continuar estudiando y llegó a graduarse en Licenciatura en RRHH. Pudimos platicar cálida y cómodamente, a decir verdad siempre pudimos hacerlo, nos llevábamos bien.

Después de charlar un buen rato, empezamos a hablar de trabajo, me explicó lo que quería que haga y cómo hacerlo. No había notado la hora ya eran las 12:00, faltaba una hora de salir, Julián me dijo que podía retirarme a esa hora si quería, de hecho el también lo haría.

   - Ya que nos vamos, ¿Porqué no te vienes a almorzar conmigo? ...y seguimos hablando de todo.

   - Oh disculpame pero no puedo debo pasar por unas cosas e ir a dejarselas a un amigo.

   - Ya veo, esta bien otro día será entonces.

Acaba de tomarselo muy bien, incluso sonrió. Me despedí y salí rumbo a la tienda donde tenían la cámara, la retiré y cómo me quedaba tiempo le mandé un mensaje a Félix para que me diera la dirección de su trabajo y así poder ir a dársela. Finalmente me la dió y salí para allí, al llegar entre al lugar justo cuando Félix estaba sacando fotos, me hizo señas de que lo esperara y me senté a hacerlo. Luego de unos minutos...

   - Hola Emilio! ¿Cómo estas? Gracias por esperarme.

   - Ah no es nada, mira, aquí tienes tu preciada cámara.

   - Oh! Muchas gracias!. Déjame invitarte a almorzar y no digas que no, porqué no lo aceptaré. -dijo esto sin dejarme siquiera contestar.-

Sólo me limité a sonreír y sin más salimos de la agencia rumbo a almorzar. A unas cuántas cuadras estaba el lugar dónde Félix quería que almorcemos, dijo:

   - Seguro te gustará este lugar, tienen buena comida y muy buen ambiente sobre todo.

Llegamos, nos sentamos en una mesa, a los dos minutos apareció el mesero y nos dió los menús, no tardamos mucho en elegir la comida ya que Félix me había recomendado algunos platillos.

   - Bueno, hice caso a tus recomendaciones ahora a esperar, aguardame un momento voy al baño hasta eso.

   - Oh esperame! Voy contigo.

Nos dirigiamos hacía el baño y cuándo estabamos apunto de entrar, Félix dijo: Espera... y sentí que me jaló hacia atrás volteandome, ¿Qué pasa? le dije... y en ese mismo instante se acercó más a mí, yo no sabía que hacer todo estaba sucediendo muy rápido, no tenía tiempo de reaccionar y cuándo menos me dí cuenta, él ya estaba rozando mis labios, justo antes de besarme con más fuerza dijo: Esto pasa... y comenzó a hacerlo, acorralandome contra la pared, no podía resistirme, él tomaba mis brazos, ponía toda su fuerza sobre mí, no podía hacer nada más que seguirle correspondiendo el beso, ese hermoso beso que no quería que acabara jamás, me había tomado por sorpresa, pero ¡oh vaya que sorpresa!.

Tú, mi ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora