Capítulo 13.

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—Capítulo 13—.

“Oh, Levi, eres tú”.

El mundo se estaba haciendo pedazos, el ruido no paraba, tampoco el miedo ni la tristeza. Pero ahí estaba ella, sentía un escalofríos cada que se daba cuenta de ello, mientras todo se caía en pedazos, ella estaba entre unos firmes brazos, oculta, a salvo, en silencio.

Los ojos se le cristalizaban. La oscuridad reinaba en toda la habitación, no había ni una sola lámpara o vela encendida y, la noche ya estaba en su completa oscuridad. Los caballos, las pisadas fuera, todo lo podían escuchar desde ahí, los gritos, absolutamente todo. Pero ahí estaban los dos, abrazados en la penumbra de esa habitación.

El pelinegro Levi se hallaba sentado en la cama de esta, mientras que la mujer estaba entre sus brazos, descansando en su regazo.

Llevaban tal vez una o dos horas así, en silencio, escuchando todo. Abrazados en silencio, sin hacer nada, sólo ahí uno junto al otro.

—¿Recuerdas la canción de tu mamá?

Ella habló, con la mirada vacía, observando algún punto oscuro de la habitación, con el corazón de alguna forma roto y, siendo sujetado para no hacerse pedazos por el pelinegro. Todavía asustada, temblando, sin poder sentir nada por absolutamente nadie... sólo por el hombre a quien tenía al lado.

—¿Alguna vez la oíste? —le preguntó él, recién enterándose de ello.

Este jugó levemente con la oreja de esta, donde se hallaba uno de los pendientes que perteneció a la misma mujer que acababa de mencionar, hablando a susurros.

Ella sonrió y asintió, recordando dicha voz y, el momento exacto en que la mujer le cantó por primera vez la canción que tanto le apachurraba el corazón.

—Me recuerda a éste momento —le dijo ella, aferrándose a la camisa de este.

Levi suspiró pesadamente, con tranquilidad. Acariciando la cabeza de esta con suavidad, cerrando los ojos mientras llegaba a su mente los borrosos recuerdos de su niñez junto a su madre. No eran demasiados, pero, la mayoría eran muy cálidos y felices.

Sintió la mano de esta rodearle hasta su espalda, mientras ocultaba su rostro en su pecho y, entonces, escabullía su mano por debajo de su camisa blanca, acariciando su piel tersa y limpia, sintiendo los dedos de esta rozar con sus cicatrices en su espalda.

Era la primera vez que no le incomodaba que alguien hiciera eso. Entonces, mientras se quedaba tranquilamente disfrutando de la tenue caricia de esta, el corazón se le disparó cuando a tono bajo, desde su pecho, escuchó una dulce voz cantando una letra que conocía a la perfección.

♪y aquí está, nuestra última noche con vida. Y mientras la tierra se quema hasta el suelo...♪

La suave voz de la mujer le hizo sentir un fuerte escalofrío que al instante le generó ansiedad, sintiendo su pecho doler. Era una sensación inefable, no podía saber si ésto le hacía feliz o no. Estaba escuchando la canción de su madre, pero, no era la voz de ella.

Pero ésta también era una voz muy hermosa, maravillosa. Tanto que le hizo arder la garganta.

— ♪Oh, Levi, eres tú con quien me acuesto♪ —canturreó ella con los ojos llenos de lágrimas.

Ésto era parecido para Levi, era parecido a las noches de hambre o, las noches ocultos de los cobradores, oculto entre los brazos de su madre, temblando y, escuchando su melodiosa voz para no sentir más miedo.

"Eres tú con quien me acuesto, mi niño". Pero ahora, su capitana se la cantaba a él, oculta ella entre sus brazos, temblando y escuchando él su melodiosa voz. ¿Cómo era ésto posible?

LA CAPITANA [Levi × reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora