Capítulo 19.

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—Capítulo 19—.

"850".

El tiempo pasó con la lentitud de las nubes al moverse y, al mismo tiempo, la rapidez de una hoja cayendo de un árbol en otoño. Todo parecía avanzar, pero, al mismo tiempo, había cosas que permanecían de la misma manera. Dentro de las murallas, las cosas cambiaron, tras la caída de la muralla María, con el paso del tiempo, las cosas tal vez no volvieron a la normalidad, pero, se había resuelto más de la mitad de los problemas que se presentaban en los refugios y con la repartición de alimentos.

La legión de reconocimiento estaba abriéndole sus puertas a los nuevos cadetes que culminaron el tiempo requerido de entrenamiento para enlistarse a una de las legiones, sin embargo, había algunas cosas que no pudieron cambiar del todo, como lo que había afuera de las murallas, los titanes.

Las exploraciones seguían dándose y, con ello, también ocurrían las mismas desgracias y sacrificios que se hacían con cada exploración que se pautaba. Así, el tiempo transcurrió, cada escuadrón estaba formado y cada capitán cumplía cada día con sus responsabilidades.

La vida continuó, los años pasaron y la legión de reconocimiento, durante cinco años, jamás pudo volver a ver a aquella gran titán de melena negra, ni tampoco pudieron sentirse seguros bajo la fuerza y protección de la capitana Leonhart, quien había sido secuestrada por un grupo desconocido que, la policía militar nunca pudo hallar. La legión lamentó el tiempo suficiente la desaparición de la capitana, sin embargo, ninguno se rindió ni perdió la esperanza de verla regresar algún día.

Aunque la policía militar interrogó a toda la muralla e intentó encontrar con métodos poco ortodoxos información sobre el paradero de la capitana, jamás dieron con ninguna pista sobre lo que le ocurrió y, muchos asumieron que estaba muerta, sin embargo, no parecía haber alguna razón lógica para que alguien quisiera asesinar a la mujer más fuerte de la humanidad, la que entregaba su corazón con cada exploración. Muchos asumieron que, la capitana había estado relacionada con algún problema o disputa que no conocían sus superiores y, debido a esto, fue atacada.

Pero, lo más difícil de escuchar cada teoría y suposición, era saber la verdad.

El capitán Levi rondaba los alrededores con la espalda recta y las manos tras la espalda aquella mañana, cuando el silencio apenas empezaba a aclararse y el clima era frío, un profundo silencio lo acompañaba en su recorrido y sus filosos ojos indiferentes recorrían los alrededores con tranquilidad, vistiendo su uniforme perfectamente limpio y sin arruga alguna.

Para él, el tiempo había pasado con una tortuosa lentitud que casi lo había consumido por completo, sobre todo las noches, esas eran las más largas y difíciles de sobrellevar para él, en silencio, con un lado de la cama vacío y su piel fría. El único refugio que había hallado era en sí mismo, en las penumbras de aquella oficina que pasó a ser suya y en el silencio de sus noches en vela.

Tuvo la opción de obsequiarle su sonrisa a alguien más o demostrar aquel lado afectuoso que guardaba, pero, él prefirió enterrarlo, ocultarlo por completo sin permitirle a nadie más conocer algo sobre sí mismo. Prefirió el silencio y la indiferencia, se cerró por completo.

Los primeros días fueron los peores, creo que, en realidad, el primer año por completo fue el peor de todos, porque cada día pensaba que era el día de su regreso; el segundo año la esperó con la misma inquietud, sólo que, en aquel entonces ya no pensaba que quien tocaba la puerta podría ser ella; el tercer año quería hacerle muchas preguntas, había imaginado un largo tiempo, pero, jamás uno tan largo como ese y, cuando llegó el cuarto año, casi había olvidado la espera, después de un año, ahora, probablemente pasarían más años y él ya había perdido la esperanza.

LA CAPITANA [Levi × reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora