Capítulo 02.

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—Capítulo 02—.

“Luchar”.

Soltó un agudo bostezo, estirándose sobre la silla de su escritorio, necesitaba cambiar el acolchado o su espalda la abandonaría de alguna forma —lo cual era imposible pero ella lo imaginaba así—. Era algo tarde por la noche, había estado sobreviviendo toda la noche bebiendo té, porque el hambre realmente no era algo que la hubiera atacado esa noche, en realidad, se había encerrado y apartado de sus ocupaciones del día por una "jaqueca".

La jaqueca era un profundo vacío y, una constante perdida mental. Simplemente podía pasar hasta media hora mirando el mismo punto fijo en el suelo mientras en su mente se desataba toda una guerra con miles de armas, ideas, argumentos y recuerdos. Se colocó las dos manos en la frente, con los codos sobre el escritorio, estaba muy cansada y eso que sólo había pasado el día entero haciendo papeleo, escribiendo y leyendo, no era la gran cosa como para estar así.

Bueno, tenía más que claro porqué estaba así en ese momento. Cada vez, cada minuto, cada segundo que recordaba la sensación de su dedo rozando la piel abultada del pelinegro sobre su cicatriz, sentía un corrientazo y un fuego en el pecho. ¿Realmente sentía tanta lástima por ese muchacho? No podía comprenderlo. Sus ojos, vacíos, su mirada gélida en ese momento, su fuerte agarre en su muñeca.

Oh Dios mío, realmente se volvería loca pronto.

Chocó repetidas veces la frente contra el escritorio, suspirando pesadamente. Debía despejarse, pero no sabía exactamente cómo, a esta hora lo mínimo que podría hacer sería ejercitarse y su espalda estaba tan jodida que, no podría siquiera hacer más de quince flexiones. Tal vez acostarse a dormir sería una buena idea, pero, eso sería peor, la oscuridad y silencio en la habitación le consumiría hasta el amanecer mientras sobrepensaba en cosas que pudieron haber pasado hasta hace diez años.

Su mirada se posó en sus botas bajo el escritorio, entonces, lo vio, color crema y tan pequeño como una pasa. Echó la silla para atrás y se agachó, escuchando algo en su espalda crujir, se estremeció levemente por esto y luego, extendió su mano hasta el suelo.

Y ahí estaba, uno de los botones que salió volando de la camisa de ese niño. Lo observó a detalle, pensativa, volviendo a recordar su rostro en el comedor, la cara limpia, ropa distinta y pulcra, el cabello limpio y peinado, sonrió levemente. Aunque ellos estuvieran por las razones equivocadas ahí y tuvieran una motivación para quedarse bastante oscura, le alegraba que ese trío de niños recibieran algo de calor y refugio.

Aunque quiso disimularlo comió sin parar y por supuesto, por orden de ella, en secreto, había pedido que los alimentaran hasta que no pudieran comer más. Furlan, Isabel, ellos no tuvieron problema en comer desesperadamente y de forma alegre, en cambio Levi, hizo lo mismo pero de forma más discreta. El semblante en tan sólo un día les cambió por completo, lucían más sanos y más limpios, eso realmente les sentaba bien.

Y entonces, llegó a su mente una pregunta, observando aquel botón color crema: «¿Existirá una forma de que esos niños, al igual que yo, abandonen su misión y se queden aquí para siempre?».

En eso, sonó la puerta y ella se sobresaltó, saliendo de sus pensamientos al instante, ocultando el botón bajo algunos papeles.

—adelante —dijo acomodándose en su silla.

Por la puerta, después de varios segundos, se asomó una cabeza con una mirada bastante cómica. Ahí estaba, su rubio ex-prometido, haciéndole una cómica mueca en busca de hacerle reír, ella hizo exactamente lo que él esperaba, se carcajeó e hizo una seña con las manos para que este se apresurara a entrar.

Cuando él abrió la puerta por completo, tenía una bandeja en las manos, él cerró la puerta con su pie y, posteriormente se acercó al escritorio para sentarse frente a ella en la silla vacía.

LA CAPITANA [Levi × reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora