Capítulo 3 • Quédate Conmigo

325 27 4
                                    

Spider-Man se columpiaba con rapidez a través de la ciudad, llevando a Kate Bishop en sus brazos. La joven arquera gemía de dolor con la respiración entrecortada, la herida de bala en su cintura le causaba una agonía insoportable. La sangre manchaba el traje del arácnido, que la había tomado con cuidado en sus brazos para trasladarla lo más rápido posible al hospital más cercano. La preocupación y el temor habían invadido su ser, haciendo que su corazón latiera con fuerza en su pecho.

—P-Peter... Te am... —hizo un esfuerzo por hablar pero la perdida de sangre hizo que se desmayara a mitad de la oración.

—Quédate conmigo, Kate —murmuró Peter con desesperación. mientras avanzaba por entre los edificios.

El sonido del viento zumbando en sus oídos y el golpeteo del corazón de Kate en su pecho se entrelazaban en una sinfonía caótica. Su mente corría sin cesar, imaginando lo peor. La idea de perder a su novia, de no poder protegerla, lo aterraba. Había visto a demasiadas personas sufrir y morir en su vida como Spider-Man, pero la idea de perder a Kate, la persona que amaba más que a nada en el mundo, lo hacía sentir vulnerable y asustado.

Mientras se acercaba al hospital, Peter podía sentir el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Sabía que tenía que ser fuerte, tenía que mantener la calma para ayudar a Kate en ese momento de necesidad. Pero su mente estaba llena de preocupación y miedo, no podía permitirse perderla.

Finalmente, llegaron al hospital. —¡Un médico, rápido!—exclamó el arácnido mientras se sumergía en la sala de urgencias, donde varios médicos y enfermeras se acercaron para ayudar a Kate. Le acercaron una camilla y Peter la recostó sobre la misma para ver como los médicos se la llevaban de ahí. Con una lágrima en el ojo, Spider-Man dejó a la castaña en manos expertas y se alejó rápidamente del hospital, tratando de evitar cualquier situación comprometedora que pudiera poner en peligro su identidad secreta.

Se sentó en la azotea de un edificio cercano, y lo primero que hizo fue quitarse la máscara, verdaderamente necesitaba un respiro. Peter se sintió como si todo se hubiera derrumbado a su alrededor. Su garganta se cerró, las lágrimas llenaron sus ojos y su corazón latió con fuerza. Solo podía preguntarse cómo había dejado que esto sucediera. No había nada que pudiera hacer y eso lo llenaba de impotencia, pero sabía que tenía que mantener la cabeza fría, y tenía que confiar en los médicos y su habilidad para salvar vidas.

De pronto, su sentido arácnido le alertó de una presencia acercándose por su espalda, y Peter supo a la perfección de quien se trataba. —¿Y bien? —exclamó el arácnido.

—Los perdí —respondió Matt Murdock, quitándose el casco de diablo. —¿Cómo está ella?

Peter agachó la cabeza, apretando sus parpados con fuerza en un intento de contener sus emociones. —No lo sé —su voz entrecortada le dio paso a un par de lágrimas que secó rápidamente.

—Peter, tranquilo —dijo Matt mientras le ponía una mano en el hombro, como un amigo apoyando a otro. —Kate es muy fuerte, ella estará bien. —El arácnido se sorbió. —¿Qué hay con aquel tipo? Dijiste que lo conocías, ¿no? —Peter asintió.

—Sí, lo recuerdo muy bien. Creo que es una especie de super soldado, como el Capitán América—comentó. Realmente no conocía mucho a Bucky. Solo había peleado con él aquella vez en Alemania, y aunque ambos estuvieron en la pelea contra Thanos, estaban muy ocupados con la batalla como para detenerse a intercambiar palabras en ese momento.

—Eso explica mucho —habló Matt y tras unos segundos de silencio, Peter se levantó. —¿A dónde vas? —preguntó.

—A columpiarme por un rato. Necesito despejar la mente —se colocó la máscara nuevamente e hizo ademán de lanzar una red, siendo detenido por Mudock.

Telarañas y Flechas: Volumen II | Spider-BishopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora